19 diciembre 2009

Aviso importante

Desde el día de la fecha, ya no actualizaré este blog. Todos los post que he escrito, no los borraré, pero no esperen nuevos.
Mientras ustedes se secan las lágrimas por la pena causada por esta noticia, yo debo aclarar que sólo abandono este sitio porque tengo uno nuevo. http://www.martinrivasacosta.com.ar/

Los esperó allí.

13 diciembre 2009

La inspiración

A pesar de haberme prometido a mi mismo no volver a poner un pie en ese bar, decidí hacerlo, pues era allí donde siempre había encontrado mi inspiración. Yo había llegado a la conclusión de que lo mejor era evitar ese lugar, por el modo en el que era tratado por las personas que lo atendían. Desde la primera vez que me había olvidado de dejar propina, las camareras me habían tomado bronca y se descargaban conmigo de todas las maneras posibles: evitaban atenderme, me traían las cosas tarde y muchas veces, incluso, el café frío.
Me senté en una mesa cerca de la ventana e hice una seña a una camarera para que me atendiese, se acercó a mí, pero al reconocerme, se hizo la despistada y decidió ignorarme. Enojado me levanté de la silla, caminé hacia ella y le toqué el hombro con el dedo índice, en señal de llamado. Ella se dio vuelta y con una falsa sonrisa me dijo:-¿Disfrutó su comida señor?
Ante tal comentario yo no tuve más que responderle lo evidente:-Aún no me han atendido, acabo de llegar y por lo tanto es imposible que haya disfrutado mi comida, ¿No le parece lógico?
Ella estuvo a punto de encogerse de hombros, como si no le importase, pero se detuvo, pues quería mantener su odio por mí en secreto. -Bueno señor, siéntese, ya lo atiendo. ¿Qué desea?- Dijo con un tono de voz de disgusto, poco disimulado.
-Querría tomar algo- dije.
-Deberá ser más específico.- respondió ella y suspiró, para darme a entender que ya estaba cansada de hablar conmigo.
-Algo frío, lo que sea.- respondí.
-Está bien, ahora le traigo su orden- me dijo y se dirigió a la cocina.
Pasaron unos cuantos minutos hasta que volvió a acercarse a mi mesa. -Aquí tiene señor, algo frío para tomar.- dijo y colocó en la mesa un plato de gazpacho. -Disfrute su comida.- dijo y rió levemente.
-Gracias, muy amable, siempre me han gustado los chistes- respondí, me levanté de la mesa, salí del bar y me fui a mi casa, satisfecho de haber vuelto a encontrar la inspiración para un cuento.

04 diciembre 2009

Arena

Aquí dejo mi pequeño grano de arena. En la playa, mezclado con otros millones de granitos. ¿Pero entonces cómo lograr que ese grano se destaque sobre todos los demás? Debe ser original. Imaginemos una playa de arena amarilla, y en ella, un sólo grano blanco. Será difícil de encontrar entre tantos granos que parecen iguales, pero al ser descubierto, se podrá notar que es diferente. Claro, que también es posible que un grano se destaque por estar húmedo, ya convertido en barro. Pero, ¿quién podría querer barro en una playa? Es algo tan poco deseado, pero el agua del mar siempre moja algunos granos y entonces, el barro se vuelve usual. El mismo, ayuda aún más a los granos blancos a destacarse.
Y así ocurre con la escritura, cada cuento, verso o frase, yace en una playa, en la que abundan granos amarillos. Es trabajo de un lector paciente encontrar aquellos trabajos que realmente merecen ser leídos y de los lectores de escribirlos. Quizás éste sea un grano más del montón, es lo más probable, sin duda. Pero yo lo guardo en mi reloj de arena, donde cada grano cae de a uno y así, a todos, puedo apreciarlos.

10 octubre 2009

El profeta

Cuando entró a la habitación, supe que su visita era señal de peligro. Él nunca pasaba sólo para saludar, siempre venía con una nueva advertencia. Se sentó en la silla que estaba al lado de la mía y no dijo ni una palabra. Él sabía perfectamente cuando yo comenzaría a hablar y por eso estaba en silencio, estaba esperando. Como yo sabía cual era la situación, decidí callar por la mayor cantidad de tiempo posible, pero apenas ese pensamiento cruzó mi mente, él comenzó a hablar. No podía dejar que yo le ganase.
-Ambos sabemos que yo vine aquí por un buen motivo, pero la diferencia entre tú y yo, es que yo sé cual es.- Dijo y me dirigió una gran sonrisa llena de felicidad, por el simple hecho de poder burlarse de mi ignorancia. -Estás pensando que yo te estoy tratando de un modo muy cruel, porque sé que afectará de manera positiva el futuro. Pero no, lo hago por el sólo placer de molestarte. - Dijo, sin poder evitar sonreír nuevamente. Se levantó de la silla y salió por la puerta. Nunca más lo volví a ver, supongo que nuestra corta charla sirvió para algo, que de cierto modo modificó el porvenir, pero no lo puedo saber con certeza.


Cuando me notificaron que un hombre, el cual decía poder ver el futuro, quería charlar conmigo, lo rechacé. Y al hacerlo, entendí que el hombre no podía ser más que un fraude: de poder ver el futuro, habría sabido que no iba a aceptar su visita en primer lugar.
Pasaron varias horas, hasta que un guardia pidió mi permiso para darme un comunicado. Como se trataba de un hombre de mi confianza, acepté su pedido. Él entró en la habitación, aclaró su voz y me dijo: -Mi rey, siguiendo el pedido de un extraño, quiero darle este sobre, el cual me fue entregado ayer. Sé que sus órdenes me veían obligado a notificarle en el mismo instante, pero el hombre consiguió persuadirme. -¿Y cómo, me pregunto yo, logró persuadirte?- Dije con gran enfado. -Creo que debe leer el papel, seguro entenderá- Respondió y me dió el paquete. Abrí el sobre y de adentro extraje una sola hoja en la que estaba escrito: Lamento que haya rechazado mi visita, espero que esta carta haga cambiar su opinión. Bueno, ¿Qué digo?, estoy seguro que lo hará. Después de leer, le pregunté al guardia si realmente la carta había sido entregada ayer. Al responderme que sí, pensé en decirle que encontrase al profeta, pero antes de poder hacerlo, él me dijo: -Lo está esperando en la plaza. Me pidió por favor que lo interrumpiese antes de que usted pudiese formular la pregunta, para despejar cualquier duda. Sonreí y de inmediato mandé a llamar a algunos hombres para que me escoltasen y recibí la siguiente respuesta: -Ya tenemos todo listo señor, el hombre que usted había enviado hace unas horas, nos informó de su necesidad- No pude evitar comenzar a reír, el profeta me había convencido.
Me encontré con él en la plaza. Lo único que hizo, fue darme la indicación de construir la muralla que rodearía mi palacio, siete pies más alta. Acto seguido, se fue. No intenté detenerlo y por su paso firme y derecho, supe que él sabía que no lo seguiría.


Decidí no dejarlo en espera por mucho más tiempo y fui al restaurante. Allí estaba sentado, esperándome. Me acerqué a su mesa y le pregunté si podía acompañarlo, él me dijo que sí, pero me agradeció la muestra de modestia al preguntarle algo sabiendo ya la respuesta. Le respondí que no era necesario que me agradeciese y él me contestó: -¿Ves?, ya perdiste toda modestia. Ambos sabemos que no necesitaba decírtelo para que tú lo supieses.
-Debes agradecer que yo supe que me estabas esperando y decidí venir- Dije.
-No realmente, yo vine sabiendo perfectamente que vendrías al saber que te estaba esperando. A fin de cuentas ¿Serías capaz de abandonar a un amigo?- Respondió. Levantó la mano para llamar al mozo y le pidió que tomase mi orden.
-Lo que quiera traerme está bien para mí- Respondí. -Y sí, estoy seguro.-
-De acuerdo señor- Dijo el mozo y se fue.
-Con esa demostración te has superado a ti mismo.- Dijo mi amigo. -Eres un orgulloso, simplemente eso y aquí estoy yo intentando hacerte cambiar. Que pérdida de tiempo-
-Si te parece así puedo retirarme, pero algo me dice que prefieres que me quede.- Le respondí y tomé el plato que el mozo había traído para mí. Cuando el mozo se fue, dije en voz baja: -Podría haber elegido mejor, esta comida no tiene buen aspecto.
-Sí, prefiero que te quedes, pero quiero que sepas que es así porque creo que tienes algo interesante que contarme.- Contestó y con un gesto me demostró que quería que yo le contase.
-Tengo algo para contarte, es cierto, pero preferiría que no intentases adivinar el futuro cerca mío, es como si yo quisiese intentar pintar un cuadro como tú lo haces. Sería un desastre.- Comencé a comer la comida que el mozo me había traído.
-Bueno, pero no tengo que ver el futuro para saber cómo quedaría un cuadro que tú pintases, decir que es un desastre, es poco.- Se rió estrepitosamente y puedo jurar que más de una persona de las mesas adyacentes se dieron vuelta para ver cuál era la fuente de tal jolgorio.
-He tenido ciertos problemas últimamente. Desde hace mucho tiempo me cuesta dormir, estando en la cama no paro de preguntarme cuándo podré dormirme y el obtener la respuesta nunca es grato, pues sé que tardaré mucho en poder soñar y eso me mantiene despierto. Y el soñar tampoco es algo que me agrade mucho, mis sueños no difieren demasiado de la realidad, lo único que hago es ver lo que va a suceder. Eso es algo de lo cual no puedo enorgullecerme.- Dije y cuando iba a continuar mi relato el me interrumpió: -Y ambos sabemos cuan importante es el orgullo para ti.- Sonrió alegremente y me dijo que podía seguir con lo que le estaba diciendo.
-Aún no he llegado a contarte lo peor. Este, llamémosle, "don", puede resultar un poco molesto en muchas ocasiones. ¿Querrías saber cuándo y cómo vas a morir? ¿No?, pues yo lo sé. Y puedo asegurarte que no me entretiene en lo más mínimo saber. Igual despreocúpate, me he encargado de que sea del modo más placentero posible. Es terrible saber cómo van a acabar las vidas de cada una de las personas con las cuales te relacionas, aunque sea por un instante. ¿Recuerdas al rey, al cual le aconsejé que construyese el muro, un poco más alto?, dime, ¿Cómo podría haberle dicho que el hijo que estaba esperando con tantas ansias, iba a morir antes del parto y que no había modo de salvarlo?- Dije y no pude evitar suspirar con tristeza.
-Debe ser complicado, lo entiendo. Al convertirme en tu amigo supe que iba a haber consecuencias, pero decidí aceptarlas. Eres demasiado interesante como para ignorarte. Y lo único que puedo hacer es recordarte que tienes que saber hasta que punto informar a la gente sobre el futuro. Uno prefiere, a veces, vivir en la ignorancia. Pero de todas maneras, me encantaría poseer tu don.- Respondió.
-Eso lo crees por ahora. Lo que te acabo de contarte es horrible, pero no es lo que me perturba tanto. Todas las personas que han tenido conocimiento de mi habilidad, siempre se han preguntado cómo debe sentirse. Es imposible de explicar para mí, así que puedes imaginarte lo difícil que debe ser para alguien pensar en ello. Sé que con anterioridad había intentado explicarte cómo era que esto funcionaba y que fracasé. Pero creo que debes saber hasta que punto esto complica la vida. Cada pequeña modificación que pudiese hacer en el presente afectaría el futuro, con lo cual debo ser muy precavido con mis decisiones. Y por consiguiente, con cada acción desencadeno un futuro distinto, el cual reemplaza al que yo antes conocía. Es como que en cada paso que doy, todo a mi alrededor cambia. Y no, no puedo evitar ver el futuro, ya lo he intentado varias veces. Incluso he probado emplear mi don para saber si en algún momento descubriré cómo dejar de usarlo, para emplear el método con anterioridad. Pero es imposible.- Dije y golpeé la mesa con mi mano, el ruido llamó la atención de todos las personas del lugar. Y el dueño se acercó y me pidió cortésmente que me fuese.
Ya afuera del restaurante, dije: -¿Ves? Todo lo que hago tiene consecuencias y por ese pequeño momento en el cual perdí el control, evité que pudieses pedir un postre.
-No hay problema. -Me dijo. -Pero tengo una duda ¿Cuan claro ves el futuro?, digo, ¿Hay alguna diferencia con lo que estás viviendo en el momento?
-No, no la hay, y eso es lo que más me preocupa. Por ejemplo, yo no sé si esto te lo estoy diciendo ahora o no. Quizás sólo estoy viendo el futuro. Cuesta mucho notar la transición entre el pasado, el presente y el futuro. O bien, todo esto ya pasó y lo que estoy haciendo es recordar, rara vez he necesitado hacerlo, pero quizás ésta es una de esas veces.- Dije y me fui, no quería más hablar del tema. O quizás es que no quiero hablar más. Aunque también es posible que lo mejor es me quede con él, cuando nuestra charla termine.

26 septiembre 2009

Microcuento

Él era diferente a todos los hombres que alguna vez habían estado aquí. Su traje negro estaba limpio y su camisa blanca, planchada. Desde el momento en que abrió la puerta se comportó como todo un caballero. Ayudó a un hombre con bastón, a levantarse de su silla y al acercarse a la barra para pedir una cerveza dijo "por favor" y "gracias". Fue por ese motivo que me pareció inoportuno hacer mención de su espantoso olor. En su ropa se había impregnado el olor a cementerio. Ahora, él se encontraba en mi bar tomando una cerveza sin marca, la conexión era obvia.

06 septiembre 2009

La obra de teatro

Un reconocido escritor está en la sala escribiendo su última obra de teatro. Deja de escribir, mira su trabajo aún incompleto, se levanta y comienza a caminar de una lado a otro de la habitación.

Escritor: -El final, ¿Cuál es el final correcto? (dice en voz alta mientras observa las hojas que están arriba de su escritorio).
Alter Ego 1: -Eso tú lo sábes, no yo (responde el escritor con una voz que no es la propia).
Escritor: -Eso yo lo sé, vos no tenés que decírmelo.
Alter Ego 1: -No es a mí quien deberías preguntarle.
Escritor: - ¿Y vos qué pensás? (deja de caminar).
Alter Ego 2: -Usted sabe que las obras teatrales no son mi especialidad (responde el escritor con otro timbre de voz, diferente al anterior).
Escritor: -Pensá en la historia como un cuento ¿Vos cómo lo terminarías?
Alter Ego 2: -Yo no escribiría un final para esa obra.
Alter Ego 1: -¿Por qué? (preocupado)
Escritor: -Porque es basura (decepcionado).
Alter Ego 2: -Yo no lo hubiera dicho así. Pero no niego que es verdad.
Alter Ego 1: -Son demasiado pesimistas, yo creo que la obra puede ser un éxito (esperanzado).
Alter Ego 2: -Lo dudo.
Escritor: -Muy cierto (comienza a caminar nuevamente).
Alter Ego 1: ¿Realmente piensas eso?
Escritor: (pensativo) -Creo que desde el principio la obra estaba destinada al fracaso.
Alter Ego 2: -Al fin dice algo que tiene sentido.
Escritor: (sonríe maliciosamente) -Ustedes están en la ella, ¿Sabían?
Alter Ego1: -Por supuesto que sí, por eso creo que no puede fracasar.
Alter Ego 2: -Yo lo ignoraba... usted nunca me lo dijo (sorprendido).
Escritor: -Supongo que hay cosas que hasta vos ignorás.
Alter Ego 2: (enojado) -Cállese.
Alter Ego 1: -Creo que tengo una idea, ya sé cómo terminar la historia.
Escritor: -Querrás decir mi idea (dice poniendo gran énfasis en la palabra "mi")
Alter Ego 1: -Estoy seguro que la idea es mía, tú siempre intentas quedarte con el crédito de todo.
Alter Ego 2: (frustrado) -Deben compartir la idea, sea de quien sea.
Escritor: -Claro, vos no sabés de qué hablamos (sonríe)
Alter Ego 2: Explíqueme.
Escritor: (resopla, se dirige al escritorio y se sienta en la silla) -Te contaré mientras escribo.
Alter Ego 2: -Realmente dudo que pueda hacer ambas cosas al mismo tiempo (murmura).
Escritor: -Te escuché.
Alter Ego 2: -Eso no es cierto.
Alter Ego 1: -Incluso yo te escuché.
Alter Ego 2: -¿Puede callarse?
Alter Ego 1: -Creo que no.
Alter Ego 2: -¿Y usted no puede callarlo?
Escritor: -Dudo que pueda hacerlo, lo he intentado muchísimas veces (con tristeza).
Alter Ego 1: -Sigo aquí ¿Saben?
Alter Ego 2: -Sí, ese ha sido el problema desde el principio.

(Un momento de silencio, luego el escritor vuelve a hablar.)

Escritor: -¿Quieren saber el final que pensé?
Alter Ego 1: -Que pensamos (dice, poniendo gran énfasis en la sílaba "mos")
Alter Ego 2: -Diga, no nos deje con la intriga.
Alter Ego 1: -Lamento decirte que tú eres el único que está intrigado.
Escritor: (Permanece en silencio).
Alter Ego 2: -¡Explique de de una vez! (enfadado)
Escritor: -Paciencia, aún estoy pensando.
Alter Ego 2: -¿No dijo que ya sabía el final?
Alter Ego 1: Aún no sabemos como escribirlo.
Escritor: -¿Podrían dejarme por un momento? Quiero pensar sólo.
Alter Ego 1: -Lamento decir que no puedo abandonarte.
Alter Ego 2: -Lamento decirle que él no puede abandonarlo.
Escritor: -Aunque sea, guarden silencio.
Alter Ego 1: -¿Dónde quiere que lo guarde? (dice reiéndose) -No puedo ser tan gracioso.
Alter Ego 2: -Si fuese un poco gracioso ya sería un progreso.
Escritor: -¡Les pedí veinte veces que callen! (se levanta de la silla enojado).
Alter Ego 2: -Callarlo a él es un milagro.
Escritor: -¿Puede evitar contestar? No quiero oír a ninguno de los dos.
Alter Ego 2: -Perdóneme.
Escritor: -¡Shh!

(El escritor escribe rápidamente el final de su obra y comienza a hablar nuevamente.)

Escritor: -Espero que al leer el final de mi obra la gente tenga compasión por mí. No es fácil dar tal final a una obra, poniendo el máximo de uno. Pero cualquiera en la situación del personaje hubiera hecho lo mismo.
Alter Ego 2: -¡Espere! (preocupado).
Alter Ego 1: -¡No!
Escritor: -¿Ven? Ni en este momento pueden callarse, ya me harté. (abre el primer cajón del escritorio y saca un arma)
(silencio)
Escritor: -¿Ah, ahora si deciden callarse? ¿Debo llegar hasta este punto para controlarlos? (dijo, puso el cañón del arma contra su cabeza y disparó)



Final alternativo: (para que tenga sentido deben haber leído este otro cuento)

Alter Ego 2: -Usted puede callarnos cuando quiera, lo sabe, pero...
Escritor: -...perdería mi talento, lo sé. A ustedes les debo todo, aunque recién ahora comienzo a darme cuenta de su presencia, siempre estuvieron allí, ¿Verdad?
Alter Ego 1: -Sí, desde que comenzaste a escribir.
Alter Ego 2: -Piense de nosotros como sus ayudantes.
Escritor: -Pero yo veo lo que hacen, Inconsciente me advirtió, intentan controlarme. Pero no van a lograrlo. (con firmeza)
Alter Ego 2: -¿Está ciego, no lo ve? Es él quien lo controla a usted.
Escritor: -¿Es eso cierto?

(el escritor se queda callado, sus ojos se abren completamente y sus pupilas se dilatan)

Escritor: -Ya veo (dice, se dirige al escritorio y comienza a escribir el final alternativo de su obra, agrega a Inconsciente como personaje y deja la obra inconclusa).

04 septiembre 2009

¿Dondé reside la culpa?

Hoy a la mañana, en Buenos Aires, llovió. Y mientras yo iba a la escuela en colectivo estaba pensando que alguien debía estar sacando ventaja de todo eso. Entonces me vino a la mente la respuesta, ¿Qué corporación tiene tanto poder como para provocar una lluvia tan fuerte? ¿Recuerdan el incidente en la ciudad Raccoon? Bueno, la misma compañía que encubrió todos los hechos, debe ser culpable de esto también, Umbrella Corporation.
Es sólo un pensamiento.

27 agosto 2009

¿Pueden imaginar el tamaño que ahora tiene mi ego?

Quizás algún afortunado ha podido descubrir la noticia por sí mismo. Bueno, literalmente no es una noticia, no es que haya salido en el diario ni nada... esperen... [¿Si? ¿En el diario? ¿Una noticia? ¿No? ¿Una nota querés decir? Ok, entonces creo que merecen saberlo, ¿Verdad?] (se supone que eso es lo que yo le digo a mi ego)
Bueno, mi ego me acaba de comentar algo que considero de suma importancia informar. El día 21 de Agosto de este año, en el diario La Ciudad, en la página número once ha salido una nota titulada: "Un joven escritor de Avellaneda", aunque creo innecesario aclarar, el "Joven escritor de Avellaneda" soy yo. Ahora, primero que nada les dejo la dirección de mi casa, para que me puedan enviar todos los regalos que quieran hacerme a modo de felicitación:
-Debido a la inseguridad, la dirección no pudo ser mostrada- Blogger.
Grr... bueno, los regalos deberán dármelos en persona, aquellas personas que me conocen. Muchas gracias.

¿Debería dejar una prueba de lo que acabo de decir? Podrían buscar el diario abrir la página correcta y leerlo por ustedes mismo, es fácil, miren lo voy a hacer para que vean lo fácil que es: Primero toman el diario, lo abren en la página once, como dije antes y leen la nota. De hacer todo correctamente deberían ver algo como esto:

*En el diario aparecían dos publicidades las cuales yo alteré para que no pudiesen leerse (ahora que soy famoso no puedo hacer publicidades gratuitas).

¿Ven? Ahora pueden hacerlo ustedes, vayan a buscar un diario (aprovechen la oportunidad para cultivarse, leyendo alguna noticia).

14 agosto 2009

Atardecer

Mientras buscaba entre las cartas de mi antes amada, recordé aquellos días, en los que juntos, observábamos el atardecer.

[Eramos jóvenes y teníamos mucho tiempo por delante, por lo tanto no nos molestaba perder algunos minutos viendo el sol ponerse por detr
ás del horizonte, tomándonos de las manos.
Todos los d
ías en bicicleta iba a su casa , golpeaba la puerta y cuando ella abría le daba las flores que había recogido en el camino. Entonces sonreía, me abrazaba y me besaba. Yo le decía que se subiese a la parte de atrás de mi bicicleta y nos íbamos. Siempre al mismo lugar, un lugar perfecto que habíamos descubierto el día en que nos conocimos. Estaba frente al mar y tenía una grandiosa vista del atardecer.]

-
¿Cuál es?- Me pregunté mientras leía otra carta que no era la que yo estaba buscando.

[Aquel d
ía fuimos al mismo lugar de siempre. Sabíamos que sería la última vez que íbamos a estar allí, con lo cual nos quedamos mucho mas tiempo que de costumbre. Ella se iba y no sabía cuando iba a volver. Yo la comprendía perfectamente, tenía que irse para poder cumplir su sueño de ser actriz. El pueblo no era lo suficientemente grande y no tenía un teatro, por lo tanto no había posibilidades de que triunfase.
Yo estuve cuando se fue, puso sus valijas en el ba
úl del auto de su papá, se acercó y me besó en los labios como nunca antes lo había hecho. Entró al auto y se fue. Cuando el auto ya no era visible, comencé a llorar, tomé mi bicicleta y fui a casa. En el camino no podía dejar de pensar en todas los cosas que no iban a ser lo mismo: no más tomarse de las manos, no más besos, no más atardeceres y no más ella.
Entr
é a mi casa y fui a dormir.
Unas horas despu
és me desperté sintiéndome un poco mejor; tomé un papel, una lapicera y comencé a escribir. Esa iba a ser la primera carta que le enviaría, por lo cual no quería demostrar tristeza, no quería que se sintiese culpable de haberme abandonado; así que me tomó un par de horas el saber que la carta estaba terminada. La iba a enviar al día siguiente, no quería que ella recibiese la carta apenas entrara a su nueva casa. No quería parecer desesperado.]

Todos esos recuerdos me hicieron llorar, incluso cuando no podía recordar cómo todo había terminado.

[Los meses pasaron y cada semana recib
ía una carta de ella. Estaba tan feliz, había entrado a una escuela de teatro y estaba muy entusiasmada. Su felicidad me hacía feliz, pero seguía extrañándola.
No recuerdo la fecha exacta, pero un d
ía conocí a una chica de mi escuela, en el camino a mi casa y comenzamos a hablar. Era dulce y hermosa, me gustaba. Un día le pregunté si quería ir conmigo a un lugar especial, ella aceptó y fuimos. Vimos el atardecer, y cuando nos estábamos yendo, ella se acercó y me besó. Yo la abracé y la besé nuevamente. Ésa fue la primera vez.
No pude evitar sentirme culpable por haber
besado a otra chica y en la carta siguiente le conté.]

Todavía buscaba la carta en la cual ella me dijo que no iba a recibir m
ás cartas de su parte. Incluso, cuando aún intentaba recordar las exactas palabras que había usado, la idea de ella despidiéndose era clara en mi mente.

[D
ías después me había llegado su respuesta, me dijo que estaba feliz por mí y que era lo mejor que me podría haber pasado.
Continuamos enviándonos cartas mutuamente, me cont
ó que estaba triste porque no era muy buena para la actuación pero que iba a intentar mejorar. No le dije lo que pensaba pero sabía que era porque yo había encontrado a otra chica.
Me reun
ía con la chica casi todos los días, como había hecho anteriormente con ella. Incluso casi la misma rutina, observábamos la puesta del sol, reíamos y no besábamos. Quizás era monótono, pero me encantaba.
Una noche le envi
é una carta en la cual decía cuanto la extrañaba, a pesar del hecho de tener una nueva novia.]

-
Ésta es- pensé -la carta que estaba buscando estaba ahora en mi mano- la abrí y la leí. La fecha era la misma, pero lo que estaba escrito no era lo que recordaba:

Querido Andrés:

Se que deb
és sentirte extraño, yo aun no conocí a nadie aquí, pero puedo decirte que los sentimientos que tenés son los correctos. Estuve mucho tiempo con vos, así que es difícil aceptar la verdad.
Estoy muy feliz por vos ^^

Ana.

No s
ólo no parecía estar enojada, como recordaba, incluso no se había despedido. Algo estaba mal. Miré la mesa en donde todas las cartas estaban esparcidas y me dí cuenta: había otra carta que yo no había visto. La tomé y para mi sorpresa, el sobre no había sido abierto. Lo dí vuelta y leí la única frase que ella había escrito "La última carta que vas a recibir de mi parte". Al leerla recordé.

[Un d
ía recibí una carta de ella y cuando la iba a abrir noté que había algo escrito en el sobre aparte de mi dirección, la de ella y todas las cosas reglamentarias del correo. Sólo una frase había escrito y, cuando la leí, supe que todo había terminado.]

Cinco a
ños habían pasado desde ese momento, así que supuse que era momento de saber lo que ella había escrito en la carta. Abrí el sobre, tome la carta y la leí:

Querido Andrés
:

Lo que son tristes noticias para m
í, tal vez sean de tu agrado. ¿Recordás que te dije que no era muy buena actriz, pero que iba a seguir esforzándome? Pues parece que los profesores pensaron lo mismo y me dijeron que debía abandonar la escuela. ¿Por qué son buenas noticias para vos entonces? Bueno, supongo que de cierta manera también lo son para mí Voy a volver! ^^.
No puedo esperar volver a verte. Sé que estás con otra chica ahora, pero me encantaría verlos a ambos. Espero que ella y yo podamos ser amigas, ¿no sería genial?
Voy a esperarlos en nuestro lugar especial, espero que no est
és enojado conmigo, quiero que sigamos siendo amigos

Ana.

No pod
ía creer lo que leí, había estado equivocado, ella había vuelto y no me había enterado.

[Su carta me
rompió el corazón, ya no quería escribirme. Pero yo todavía la amaba, tomé la carta y la guardé con las demás. Había estado esperando su respuesta para poder contarle que me iba a mudar a una nueva casa, a unas pocas cuadras de distancia de la otra, la cual era más grande, más linda y sin mis padres. Pero ahora era imposible.
Sof
ía había venido a casa a preguntarme por qué no la había ido a buscar como siempre hacía. Le expliqué el problema y ella se entristeció. -Sabía que la amabas, pero ahora me doy cuenta cuánto- me dijo. -No podemos estar juntos, no es correcto- dijo y se fue.]

Si hubiese abierto la carta nada de eso hubiera pasado, me hubiese encontrado con ella en nuestro lugar, ella hubiera conocido a Sof
ía y quizás se hubiesen vuelto amigas. E incluso, de no haber abierto la carta, si hubiese ido a la casa de Sofía como todos los días y luego a ver el atardecer con ella, me hubiese encontrado con Ana.
Sal
í al jardín, tomé mi bicicleta y fui hasta su casa. En el camino me detuve a recoger unas flores, hesité y decidí no tomar ninguna. Cuando llegué a la casa de Ana golpeé la puerta, ella abrió y me miró fijo por un rato, luego me invito a pasar. Fuimos al comedor, me dijo que me sentara en una silla y fue a la cocina. Volvió con una taza de café para mí y me preguntó cómo había estado. Le expliqué lo que había ocurrido y le pregunté si podíamos volver a estar juntos, pues yo no había dejado de pensar en ella. Me dijo que necesitaba tiempo para pensar y fue a su habitación.

Ahora espero. Espero su respuesta, miro el reloj que est
á colgado en la pared: pasaron cinco minutos. Tomo mas café y espero. Imagino todas sus posibles respuestas y me preparo para cada una de ellas. De acuerdo con el reloj: veinticinco minutos han pasado. Termino mi café y voy a su habitación, ya he esperado demasiado. Golpeo la puerta y, sin recibir una respuesta, la abro. La habitación esta vacía. Miro alrededor y veo una ventana abierta, me asomo hacia afuera pero no la encuentro. Sobre su cama hallo una carta, la tomo, la abro y leo:

Andrés

Me hiciste una pregunta y te prometo que vas a recibir tu tan esperada respuesta en cinco a
ños.

Ana.

Me voy de su casa, miro alrededor y no la encuentro. Tomo mi bicicleta y me voy a nuestro lugar especial, ella no esta allí. Veo el atardecer y me voy sin saber si la voy a volver a ver.

21 julio 2009

Premios 20 blogs 2009

Este año decidí inscribirme en los premios al mejor blog, organizado por La Blogoteca. En la parte superior derecha de mi página, encontrarán un link con el cual podrán acceder a la votación de mi blog. Espero que si disfrutan la página y les parece que merece ser votada, entren al sitio, creen su cuenta y voten. Sé que crearse una cuenta puede ser molesto, pero no se preocupen por la posibilidad de recibir correo basura, yo poseo la cuenta desde hace tiempo y los únicos dos mail que recibí fueron para confirmar mi cuenta y para decirme que habían aceptado la inscripión de mi blog.

De por sí, muchas gracias.

El soldado

[Yo ya no abro los ojos, no quiero ver muerte. El dolor de ver esta cruel labor humana es algo que no puedo tolerar. Aún puedo oír los gritos de los desafortunados que no perdieron sus vidas. Yo no quería estar aquí en primer lugar, me dieron el arma sin preguntarme antes si tenía deseos de acabar con los sueños de otras personas.
Espero en el suelo, a un soldado amable que decida terminar con mi dolor. Sé que no voy a sobrevivir, con lo cual me dedico a recordar a mi familia y me imagino con ellos]

-Éste está muerto, general- [Escucho las voz muy cerca mío, pronto me encontrarán y no voy a sufrir más]
-Creo que aquel se movió... no, ya está muerto.- [Sí, un poco más cerca]
-¡¿Hay algún sobreviviente?! [¿Debería moverme? ¿Debería hacerles saber que no estoy muerto para que puedan matarme?]
-Señor, creo que este soldado aún no ha muerto- [¿Están hablando de mí?]
-Todavía respira- [Pero no por mucho tiempo, ¿Verdad?]
-¿Qué está esperando soldado? Sáquelo de aquí- [¿Quieren tomarme como prisionero?]
-Póngalo en el camión- [Sólo mátenme]
-No te preocupes, todo va a salir bien- [El dolor me nubla la mente, no puedo pensar, no puedo hablar]

[...]
[La luz, es demasiado brillante...]
[Me siento... bien. ¿Dónde estoy?]
[Es difícil saber con los ojos cerrados, pero no puedo abrirlos, no mientras esté esa luz]
-Se está despertando- [¿Una mujer?]
-Estás bien, no intentes moverte, sufriste graves heridas- [Tengo que abrir los ojos, debo ver...]
[...]
[Un hospital]
-¿Hola, como te sentís? [En las camas cercanas a la mía puedo ver a aquellos que tuvieron menos suerte que yo: sus pieles quemadas, sus huesos rotos. Pero no gritan, están dormidos, pero sé que todavía sufren, las drogas no son suficientes. La mitad de ellos van a morir y sus últimos momentos van a ser aquí, sin poder hablar, sin poder ver. Me siento igual que en el campo de batalla, horrible]
-Estoy bien-


Este texto lo había escrito hace mucho tiempo en inglés, lo había subido a mi otro blog y me había olvidado de traducirlo. Ya tengo la idea para un nuevo cuento, pero todavía no está terminado, con lo cual decidí subir éste antes.

12 julio 2009

El paisaje.

Hace mucho tiempo vivió un hombre el cual había hecho de la pintura su profesión. Pintó las más hermosas obras de todo el pueblo. Muchos hombres y mujeres buscaban su sabiduría, pero cada vez que se presentaban ante él, los rechazaba. No quería ningún pupilo, hasta donde él sabía, no era muy buen maestro.
Cualquiera que pudiese pagar una de sus pinturas podía llevársela, él amaba cada uno de sus trabajos, pero también pensaba que el arte era algo que debía ser compartido. Era injusto quedarse con todas sus hermosas pinturas, con lo cual las cedía. Pero como necesitaba el dinero, no tenía otra opción que venderlas.

Una noche tuvo un sueño. Sonó con un increíble paisaje que nunca había visto. Los colores habían sido perfectamente elegidos, todo era perfecto. Estaba asombrado.
Se despertó y abrió sus ojos, miró para todos lados intentando encontrar el paisaje que lo había maravillado. Era inútil, estaba despierto.
Tomó sus pinturas y trató de emular lo que había visto en su sueño. Su mano no se movió. No sabía por dónde empezar a pintar. En realidad, aunque intentó recordar lo que había visto, no pudo. Decepcionado, se acercó a su cama, se acostó en el colchón y esperó. Pronto volvería a dormirse y de nuevo, soñaría.
Los colores, nuevamente, ganaron su entusiasmo. En su sueño, todo estaba tranquilo. Buscó sus pinturas y su lienzo para pintar el maravilloso lugar en donde se encontraba sin efecto. Seguía durmiendo ¿Cómo iba a poder pintar?
Abrió sus ojos y se apresuró a acercarse a su mesa donde había dejado sus pinturas, tomó el pincel y se detuvo. La imagen de su sueño había desaparecido tan pronto como había abierto los ojos.

Muchas noches pasaron y en cada una de ellas el soñó con el paisaje. Se dió cuenta que intentar pintar lo que veía en sus sueños era completamente inútil. Así que decidió ir a la biblioteca. Entre todos los estantes debía haber un libro que mencionase el lugar en el cual él había estado en su dormir, o así había pensado, pero se equivocó. El lugar no existía, no fuera de sus sueños, por lo menos.
Pasó varias horas intentando encontrar la solución a su problema. Intentó no abrir los ojos al despertarse, pero no pudo, era una reacción normal para él. También trató de cubrir sus ojos de noche pero así, él no podía dormir.
Estaba desesperado, quería que todas las personas pudiesen conocer aquel maravilloso e indescriptible lugar. Y así decidió que la única manera de poder pintar lo que veía en sus sueños era evitando ser distraído por los colores de la vida real. Una noche, antes de acostarse, tomó algunas de sus pinturas y se las echó en los ojos. Quedó ciego y se fue a dormir.
A la mañana siguiente se despertó, abrió los ojos y no vió nada. Así que la imagen de su sueño no desapareció. Se acercó al escritorio donde había dejado sus pinturas y su lienzo, y comenzó a pintar lo que había soñado. Pintó por muchas horas hasta que supo que había terminado. Despertó a su esposa y le mostró el trabajo. Rápidamente le explicó lo que había hecho la noche anterior. Ella lloró sin prestar atención a su trabajo y lo abrazó. Le preguntó cómo podría haber hecho tal cosa, pero el no respondió. Nuevamente le mostró su obra y su esposa se quedó sin habla. Vió los colores, la paz del paisaje y como todo había sido perfectamente pintado. Se maravilló por un lugar que jamás había visto. Tomó la pintura y la llevó afuera. La belleza del trabajo deslumbró a todos en el pueblo, nadie podía creer la grandeza de la obra ni del artista.
Lo años pasaron y a ese cuadro se le unieron muchos otros. Fueron esparcidos por todo el lugar, para que todos pudiesen contemplarlas.

Una noche, después de muchas décadas, el pintor murió. Su esposa y todos los hombres y mujeres del pueblo lloraron su muerte. Pero ellos supieron que él no podría haber muerto más perfectamente. Obviamente, él estaba soñado con otro hermoso paisaje y cuando murió se fue al cielo, pero no lo notó. En sus sueños él había visto el cielo y tal cual lo había pintado. Así que cuando dejó de soñar con estar allí y empezó a estar allí, el no supo.

24 junio 2009

Personajes

Mientras el sonreía y contaba chistes yo me quedaba callado, claramente la expresión de mi rostro mostraba disfrute, pero yo no me reía. Mi trabajo me prohibía estrictamente producir algún sonido y yo no estaba en posición de modificar las condiciones de mi empleo.
Cuando me sacaba el maquillaje, volvía a ser yo, volvía a hablar con la gente en vez de comunicarme sólo con gestos. Yo disfrutaba esa nueva libertad, poder volver a usar mis cuerdas vocales era una bendición, sentía que de otra manera, éstas se acostumbrarían a la falta de trabajo y perdería mi voz.
Pero con él era un caso distinto, cuando se sacaba el disfraz y el maquillaje, sólo quedaba un hombre, ya no era tan divertido y empezaban a visualizarse todos los problemas de una persona normal. Era muy deprimente verlo así, saber que ese rostro que parecía hasta en ciertos momentos inanimado, podía ser tan diferente, que tenía la capacidad de alegrar a mucha gente y de reír hasta en los momentos más trágicos.
Los meses pasaban y su tristeza aumentaba, ninguno de nosotros tenía el coraje de hablar sobre lo que él sentía, él nunca había dicho una palabra sobre el tema y decidimos que lo mejor era no intervenir.

Fueron muy raras las circunstancias en las cuales todos nos enteramos de lo que lo acomplejaba, en ese momento no entendíamos el motivo por el cual él nos reveló la causa de su pesar. Su explicación nos hizo entender dos hechos que ninguno había podido asociar: su pérdida de cabello y sus ausencias al trabajo, las cuales eran permitidas por quien nos había contratado, señor que nunca había permitido que alguien se tomase un día libre.

Sufrimos muchos ese día, algunos incluso demostraron su tristeza con lágrimas. En cambio yo no lloré, no demostré ninguna señal de debilidad y no hice comentario alguno hasta que terminó el funeral, luego me dirigí a mi casa, me saqué nuevamente el maquillaje y comencé a llorar.
No volví a hacer nuevamente mi personaje, cambié mi ropa de trabajo blanca y negra por una mucho más colorida y me refugié, tal como había hecho él, en mi personaje.

01 junio 2009

El escritor

Casi todas mis historias no fueron creadas por mí, fueron hechas para mí. Yo no las creo, no es justo decir lo contrario, soy tan sólo un intérprete. Si una historia no está escrita como debería es solo mi culpa, las ideas son presentadas frente a mí, es mi trabajo explicarlas lo mejor posible. Pero a veces, cuando leo lo que escribí, las palabras se sienten vacías, parte de su significado se perdió y de nuevo, Inconsciente me recuerda como el cuento debe ser. Así que borro parte de mi progreso e intento hacerlo otra vez.
Incluso a veces, Inconsciente toma parte de mi escritura: -corre- me dice y yo escribo lo que me acaba de susurrar. No debería ser así, se está robando mi trabajo, intenta deshacerse de mí. Sólo me pregunto cuánto tiempo más va a pasar, para que él pueda escribir por su cuenta, sin mano, sin escritor, sin tinta, únicamente palabras sin lugar donde ser escritas, las historias intactas y nadie que pueda mal interpretarlas.

20 mayo 2009

El nacer de la animación

Han pasado meses desde la última vez que puse un post que no se tratase de algo escrito por mí. Me había prometido dejar de poner cosas en la página, que no fuesen mías, pero esto se lo merece.
No me pregunten por qué, pero hoy tuve ganas de buscar un corto animado de Disney que había visto hace muchos años: Los tres chanchitos. Lo busqué y lo encontré en inglés, así me enteré que la misma persona que subió ese video a Youtube, también había subido otros y quiero dedicarles el post.

El barco a vapor de Willie (primer dibujo animado).


Flores y árboles (primer dibujo animado a color).


Los tres chanchitos (otro clásico).

01 mayo 2009

El contador de historias (parte 4)

Desde que terminé de trabajar para mejorar la plaza, todas las mañanas y tardes, me dedico a pasear por los mismos caminos que yo arreglé y me acuesto en el césped, el cual un hombre se dedica a mantenerlo "recién cortado". Pero no soy feliz, creí que ver mi obra terminada me iba a llenar de alegría pero no lo hizo. Los días pasan siempre igual, la monotonía me aburre y sé que dentro de poco tiempo no voy a poder seguir durmiendo en el hotel, pues el dinero del banco se está acabando. Necesito conseguir un trabajo, pero sólo volvería a estar como antes: solo en la oficina, sin un amigo, sólo compañeros. -"La vida es injusta, tanto para mí, como lo es para Juan. Aunque él está peor, no puede disfrutar las comidas que yo tanto disfruto, no puede dormir en una cama cómoda como yo, no tiene nada."- Ese pensamiento pasó por mi mente tan rápido, que no pude creer que era mio. Me levanto del suelo y empiezo a caminar, me dirijo al hotel, saco mis pocas pertenencias, devuelvo las llaves de mi habitación, pues no voy a hospedarme más allí y voy al banco a retirar mi dinero. Con el dinero en la mano me dirijo a la estación del tren, quiero volver.
Es una lástima que no haya planeado las cosas con anticipación, el próximo tren que va a la ciudad en la que había vivido, llegará a la estación dentro de varias horas. Y cuando llegue yo subiré a él, me sentaré en uno de los primeros asientos, si es que no están ocupados y dormiré el resto del viaje. Al llegar a la estación me despertaré y saldré del tren, no pasaré por la plaza, para evitar que Juan me vea. Obviamente, evitaré caminar frente a mi antigua oficina, no creo que mi jefe haya disfrutado que me fuese sin previo aviso. Llegaré a la puerta de mi antigua casa para asegurarme que aún sigue habitada, lo cual es probable, pues es muy cómoda. Luego iré a la municipalidad para pedir que mantengan la plaza en las mismas condiciones en las cuales la había visto la última vez, dejaré parte de mi dinero, para asegurarme que no se puedan negar.
Pasarán los días y para ese momento, yo ya voy a haber gastado el poco dinero que me quede. Ya no tendré mi reloj, pues ya no necesitaré saber la hora; sólo esperaré todas las tardes, a los chicos que salen del colegio, para comenzar mis relatos y Juan será mi testigo y yo seré el de él. Lo voy a haber acompañado en todas sus hazañas y podré recordar las propias y así seré feliz.

26 abril 2009

El contador de historias (parte 3)

Sin un rumbo claro, comienzo a caminar. Ir a la estación a reclamar mi valija es inútil, es obvio que alguien se había dado cuenta que me estaba olvidando de ella y no me había dicho nada, para poder llevársela.
Recorro unas cuatro cuadras hasta que diviso una plaza, recuerdo nuevamente a Juan, pero sé que no es posible que él esté allí, con lo cual no cambio la ruta de mi caminata. La plaza no se parece en nada a la plaza a la que antes, yo asistía tan frecuentemente, el pasto no está recién cortado y dudo que alguna vez lo haya estado, los senderos de roca están en un terrible mal estado; al no haber ningún cesto donde tirar la basura, ésta se encuentra desparramada por todo el lugar. Pero sobre todas las cosas, faltan los chicos. Sólo veo gente adulta en un estado deprimente: sollozando al ver que su botella de vino está vacía; gritándose por un motivo que no me interesa y otras actitudes repulsivas, que no había visto en ninguna plaza de mi ciudad.
Decido salir de tan odiosa atmósfera para ir a buscar una bolsa de trabajo. Necesito un trabajo, no tengo tanto dinero en el banco para depender solamente de él. Pido direcciones a la primera persona que encuentro, ésta me indica el lugar al que debo ir y sigo mi camino. Llego al lugar, entro al edificio, averiguo con la gente del lugar y aunque me ofrecen varios trabajos, ninguno es de mi agrado. -La plaza...- digo sin mucho convencimiento. - La plaza podría ser arreglada... yo podría hacerlo.- La mujer con la que estaba hablando me mira, me hace un gesto de que espere y se va. Vuelve a los pocos minutos con una sonrisa en su rostro. -Perfecto, puede empezar mañana mismo.- dice, mientras me entrega todos los papeles que tengo que firmar. Leo el contrato sin fijarme mucho en el pago, firmo y ya estoy contratado.
A la mañana siguiente, salgo del hotel y me dirijo a la plaza. Tengo mucho que hacer, pero el gobierno me provee de todo lo que necesito. Comienzo recogiendo la basura del piso y colocando cestos cerca de los caminos. Luego empiezo a cortar el pasto con la cortadora que me han proporcionado. Sólo me queda colocar los carteles que advierten que se multará a la gente que ensucie la plaza y ya termino la labor del día.
Al finalizar vuelvo al hotel para descansar, paso un par de horas viendo la televisión hasta que decido que ya es momento de cenar, salgo del hotel y me dirijo a un restaurante que había visto mientras buscaba la bolsa de trabajo. Pido el plato de la casa, como, pago la cuenta, dejo una propina aceptable y vuelvo al hotel. En la planta baja hay un salón con varias computadoras y juegos electrónicos. Le pago a la secretaria el monto necesario para usar la computadora una hora, leo mis mails, que usualmente son enviados automáticamente por páginas de Internet, pues no conozco mucha gente con la cual comunicarme, actualizo mi página web, cuyo contador de visitas no sube muy seguido y al poco tiempo debo pagar nuevamente para poder seguir conectado. Decido que es inútil seguir sentado frente al monitor y me dirijo a mi habitación a dormir. Como me había bañado antes de salir a comer, me acuesto en la cama, me tapo con las sábanas y ya estoy listo para disfrutar de unas ocho horas de sueño.
Al día siguiente me levanto sabiendo que voy a tener que trabajar mucho más, me gusta mi trabajo, pero quiero terminar lo más rápido posible de arreglar la plaza. Desayuno y salgo rápidamente al negocio de ropa más cercano, para comprarme algo nuevo para usar. Me dirijo a la plaza y comienzo con lo básico: levanto los pocos papeles que hay en el suelo (de aquellas personas que parece que no entendieron los carteles) y hago los encargos de los materiales necesarios.
Al llegar los materiales abandono mi descanso y comienzo con las grandes reparaciones: coloco los nuevos bancos en el lugar en donde se encontraban los anteriores, ahora destruidos por su mal uso, conecto el sistema eléctrico de toda la plaza para asegurarme que el lugar tenga iluminación y hago la primera parte de la reparación de los senderos. Ya es tarde y termina mi horario de trabajo, así que decido repetir la rutina del día anterior: voy al hotel, me baño,miro un par de horas la televisión, voy al restaurante, ordeno la comida, como, pago la cuenta, vuelvo al hotel, pago por el uso de la computadora, vuelvo a mi habitación, me acuesto en la cama y me duermo a los pocos minutos.

Así pasan dos semanas y doy por terminado mi trabajo, los senderos están arreglados, el pasto prolijamente cortado, la basura en los cestos y la plaza cercada e iluminada.

21 abril 2009

El contador de historias (parte 2)

Muchas veces pasé cerca de Juan y pensé en invitarlo a una reunión en mi casa para hablar con él, pero más que nada para poder prepararle una buena comida. ¿Qué puedo decir?, yo pensaba que la compañía de los chicos no era suficiente. ¿Acaso Juan no deseaba tener comida y un hogar?, por supuesto que sí, pero cada vez que lo veía me costaba imaginarlo queriendo algo más. Pobre, ni siquiera sabía las cosas increíbles que se pueden llegar a conseguir, por eso él no parecía triste, vivía en la ignorancia. Incluso llegó un momento en que su desconocimiento de la vida, comenzó a molestarme: yo había visto mucha gente en la calle, pero todos sabían que había algo mejor, ninguno de ellos estaba alegre como él.

Así los años fueron pasando y los chicos crecieron, los más pequeños, ahora, comparten su secreto y los más grandes han perdido todo interés en las historias de él. Por supuesto, nuevos chicos han aparecido y todos se maravillan con las historias de Juan, él ya no tiene que inventar nuevas historias, sólo tiene que repetir las que ya ha contado. Ya no posee su preciado reloj, creo que la malla terminó por romperse y él lo perdió mientras caminaba; pero quién sabe, nunca hablo con Juan sobre su reloj, en verdad sólo le hablo a la noche, cuando los chicos ya no están, lo sigo ayudando como puedo, pero sigo creyendo que aún no es suficiente. En las fiestas le regalo comida e incluso lo invité en un par de ocasiones, a comer a mi casa, pero siempre se ha rehusado, así que las fiestas las paso en la plaza, sentado junto a él, comiendo lo que llevo.
Aunque pasan los años y Juan sigue conociendo nuevas personas, yo en cambio, sigo estando solo. Con la única persona que hablo es Juan, no entiendo por qué, ni siquiera en el trabajo he logrado formar una amistad.
Decido que, como mi único amigo, Juan merece una recompensa. Entro a la relojería, elijo el modelo más parecido al que había encontrado Juan, pido que lo envuelvan como regalo y con el obsequio bajo el brazo, voy a la plaza. Allí me encuentro con él, estiro mi brazo y le ofrezco el paquete, Juan hace un gesto de desaprobación. -Tómalo, en serio, es para vos- digo con el mejor tono de afecto, intentando no demostrar pena. Juan vuelve a rechazar el regalo. Decido entonces que él debe ver lo que hay dentro, retiro el envoltorio, abro la caja y dejo que Juan vea su contenido. -No es necesario, sólo necesito a los chicos, pero gracias.- responde. No comprendo su respuesta, pero lo saludo cálidamente y me voy.
A la semana siguiente todo está preparado: ya saqué mi pasaje, organicé la venta de mi casa, armé mis valijas y ya estoy en la estación. Quiero alejarme lo más posible de Juan, ya no soporto su actitud ante todo lo material. Miró el reloj de mi muñeca, el cual se suponía era el regalo para Juan, sólo faltan unos pocos minutos para que llegue el tren.
El tren llega, entro y me siento cerca de una ventanilla, poco a poco veo desaparecer la ciudad. Aún no tengo un plan, no me despedí de Juan, no presenté la renuncia en mi trabajo, tan solo me fui.
Al llegar a mi destino me dirijo al hotel más cercano, es de noche y estoy demasiado cansado para buscar otro lugar donde hospedarme. Cerca del edificio veo a un niño pidiendo monedas, pienso en Juan, saco mi billetera, tomo un billete, sin ver su valor, y se lo entrego al niño, éste sonríe, me da las gracias y se va. Abro la puerta del hotel, me dirijo al escritorio de la recepcionista, pido una habitación, subo las escaleras busco la habitación número 24, mi habitación, abro la puerta, entro, cierro la puerta y me preparo para dormir.
Al día siguiente me levanto de la cama, me baño, salgo del baño con la toalla alrededor de la cintura, busco la valija en donde había guardado mi ropa. No está. La valija quedó en el tren, en mi apuro por bajar de él, me había olvidado de ella. Me visto con la misma ropa del día anterior, salgo de mi habitación y dos minutos después estoy fuera del edificio.

17 abril 2009

El contador de historias (parte 1)

Todos los adultos lo conocíamos como él era en realidad: un hombre de unos cincuenta años, llamado Juan, de un metro ochenta, de pelo blanco, sin trabajo y sin lugar donde vivir, con excepción de cualquiera de las calles de la ciudad.
Los niños eran un caso aparte, ellos sólo conocían la historia que todo niño debía saber, aunque muchos adultos preferían que no fuese así. Para ellos, el hombre era una especie de héroe, él había vivido una cantidad de aventuras infinitas (más se iban agregando mientras él las inventaba), recorrido varios países (que en realidad, él no conocía) y siempre de sus viajes y hazañas había guardado algún recuerdo: un cuchillo que le recordaba la vez que había tenido que pelear con un oso por comida, pues se encontraba solo en el bosque; un pedazo de vidrio de botella, que según él, era lo único que había quedado de la botella que usó para almacenar agua al cruzar el desierto y muchos otros. Pero su objeto favorito era un reloj, que según él lo había encontrado en un campo de batalla. Tenía la correa en muy mal estado, el vidrio estaba rallado, motivos por los que el dueño anterior se había desecho de él.
Juan iba a la plaza central todos las tardes, esperando a los chicos que salían de la escuela para comenzar con sus narraciones. A la mayoría de los padres esas reuniones no les gustaban, no querían que su hijo estuviese con él, pero igual los chicos intentaban evitar cumplir la prohibición que sus padres les habían impuesto. Los niños más pequeños, con toda su inocencia, no se preguntaban, por ejemplo, por qué el hombre vestía normalmente la misma ropa y los más grandes, sentían tal respeto o admiración por la voluntad del hombre, que guardaban su secreto y muchos de ellos, incluso, disfrutaban de las historias, aunque sabían que no eran verdad.
Yo lo había visto muchas veces buscando algo para comer e intentando conseguir un trabajo que él pudiese hacer para ganarse unas monedas, los chicos obviamente no. Juan esperaba al anochecer para comenzar con su búsqueda, pues no quería ser visto por los niños. Lavaba su ropa en el río, pues no quería estar sucio, la higiene era muy importante para él.
Yo siempre intentaba ayudarlo: lo "contrataba" para hacer una tarea (la cual realmente no necesitaba ser hecha), le daba las sobras de mi comida (las cuales yo preparaba a propósito, para poder dárselas a Juan, pero sabía que si hubiese dicho la verdad, el nunca la hubiera aceptado) y le daba ropa que yo ya no usase. Yo respetaba a Juan, aunque me entristecía pensar en la vida que él llevaba, solo tenía a los chicos y nada más, no podía gozar de ninguna de las comodidades de tener una casa, comida en la mesa y otros tantos placeres de la vida.

10 abril 2009

El fin

¿Qué es lo que voy a hacer? Bueno, no creo que sea muy importante en esta situación. Lo que más debería importarte es por qué llegamos a esto, cómo todo sucedió. Porque como ambos sabemos, esto solo es la consecuencia de una larga lista de causas.
¿Acaso recordás cómo todo comenzó? Porque yo sí, creo que hubo alguna clase de fuerza que nos unió. No teníamos nada en común, pero tu interés en mí fue grande desde el principio. ¿Creés acaso que es justo llamarte, a vos misma, una víctima? Vos hiciste esto posible, ¿Sabías? Yo solo era un chico sin ninguna preocupación hasta que vos apareciste y todo se dió vuelta. A vos te gustaba jugar como una chica grande, amabas el sentimiento que solo los adultos deben sentir, querías hacer las cosas a tu manera y retener a los demás a tu deseo. Creíste que podías meterme en ese nuevo orden tuyo, lo lograste, pero con suficiente presión cualquiera puede convertirse... pues, en esto.
Veamos, ¿Deberíamos seguir recordando? Yo creo que sí, quiero dejar perfectamente explicado por qué voy a hacer esto, necesitás saberlo, yo necesito que lo sepas, de otra manera, esto sería mucho más difícil.

Cuando nos conocimos yo era un niño bueno, obedecía las órdenes de mis padres. Puedo decir que era mucho más inteligente, aunque ahora soy mucho mas maduro. Vos me convertiste en esto, todo lo que ves en mí, es el resultado de tus actos. Espero que estés satisfecha con lo que creaste.

Mira, es casi medianoche, debería volver a casa pronto, mis padres se van a preocupar... esperá, acaso me importa? Quiero decir, después de todo, vos me enseñaste a no obedecer a nadie y en tu caso no voy a hacer ninguna excepción.

Continuemos, ¿Recordás cuando te dije que te amaba? Te reíste, me dijiste que no tenía ningún sentido y que no sabía el significado de esas palabras. Yo sabía, lo sentía. Pero vos sabés que eso no fue el final, el hecho de que hayas roto mi corazón, tiene poco que ver con la circunstancia en la que nos encontramos, solo quería recordártelo.
Empezaste a mentir, me usaste y yo era demasiado inmaduro como para darme cuenta. Todas las veces que creí que te estaba defendiendo por una buena causa, fueron falsas. Todos los momentos en que salí herido por protegerte, fueron en vano. Yo no te importaba, yo solo era un juguete, una herramienta, en realidad. Pero ya no, yo sé lo que hiciste y lo que aún estás intentando hacer, al verme con esos ojos, con esa expresión en tu rostro, todo para controlarme. Lo lamento, pero no va a funcionar, no estás triste, estás enojada por no haber podido evitarlo. Al final descubrí lo que estabas haciendo, así que no voy a arrepentirme por esto.
(Rompí su cuello con mis dos manos, ella murió rápido, no sufrió. Yo no quería que sufriese, solo quería terminar con esto)




[Doctor: De acuerdo con la autopsia, su hija sufría de una muy dolorosa enfermedad.
Mujer: Ella nunca me dijo que sufría, yo no sabía.
Doctor: Como lo veo, creo que ella pensó que sería mejor que usted no supiese.
Mujer: ¿Por qué? Yo soy su madre, necesitaba saber!
Doctor: Se que ésta debe ser una noticia muy desagradable, pero creo que la chica deseaba terminar con esta... situación.
Mujer: ¿Quiere decir que ella se hizo esto?
Doctor: Murió rápido y sin dolor, creo que eso era lo que ella quería.
Mujer: Pero los policías dijeron que la habían encontrado atada a una mesa!
Doctor: Sí, pero uno de los oficiales notó que las muñecas de la chica, no estaban atadas bien, fácilmente podría haber tratado de desatarse, pero no lo hizo.
Mujer: Pero el que le hizo esto...
Doctor: Puedo asegurarle, que quien hizo esto solo estaba siguiendo los deseos de ella.]




Salí corriendo del lugar, por fin había encontrado algo que ella no podía controlar, su muerte.

31 marzo 2009

Conversación bizarra 2.

[Un hombre va por la calle buscando el negocio correcto, delante de él, a unos pocos metros, hay un cartel en el que se lee: "Diccionarios de todo tipo y tamaño". El tipo entra al negocio.]

Hombre: -Hola, vengo a comprar un diccionario.
Vendedor: -Lo supuse desde que lo vi entrar-dijo señalando al cartel que el hombre acababa de leer.
Hombre: -Bueno, sí.
Vendedor: -¿Qué clase de diccionario está buscando? Porque por ejemplo éste- Dijo mientras agarraba un diccionario de la pila más cercana- tiene... 25.758 definiciones.
El hombre anonadado por la capacidad del vendedor de recordar cifras tan grandes, solo alcanzó a decir: -Oh.
Vendedor: -Aja, éste otro es mucho más extenso, posee 48.562 definiciones y está ilustrado con un total de 1006 imágenes.- dijo sin dudar en lo absoluto.
Hombre: -Mire, sinceramente no sé cuántas definiciones necesito, pues soy estudiante de medicina y lo pienso usar solo para ello.
Vendedor: -Pues puedo ofrecerle la posibilidad de crear un diccionario personalizado, usted solo debe decirme qué palabras desea que estén definidas.
Hombre: - La verdad, no sabría decirle, si supiese que palabras necesito conocer, seguramente ya sabría su definición. Y en caso contrario solo necesitaría ver el diccionario en el local sin necesidad de comprarlo.
Vendedor: -Mmm... creo que tengo la solución para usted, ¿Estaría interesado en comprar una enciclopedia médica? Ésta por ejemplo tiene 245 páginas, creo que es más que suficiente.
Hombre: -¿Cuál es la editorial del libro?- Preguntó interesado el hombre.
Vendedor: -El Conocimiento, el libro fue escrito en éste país, la primera edición fue impresa en el año 1898, pero al ser esta versión la más reciente, es del 2008.- Dijo el vendedor, nuevamente, sin detenerse a pensar si los datos eran correctos.
Hombre: -Me ha convencido, conozco a la editorial y se que sus libros son muy buenos, ¿Cuánto sale?
Vendedor: -Espere- Dijo el hombre mientras sacaba un libro lleno de anotaciones- Déjeme ver...mmm... es que la verdad no soy muy bueno con los números y menos para recordarlos. Acá está, $34.50.
Hombre: -Gracias- Dijo sin poder creer lo que acababa de escuchar- Adiós.
Vendedor: -Hasta luego.

[El hombre sale del negocio agarra el diccionario y lee: "Escrito en Argentina, primera edición: 1898, última impresión 2008" y sonríe.]

26 marzo 2009

Conversación bizarra 1.

[Una mujer se encuentra con una amiga de hace muchos años]

Mujer 1: Hola, tanto tiempo sin verte!
Mujer 2: Sí es que estuve fuera de la ciudad.
Mujer 1: ¿En serio? ¿Te fuiste a Algún Lado?
Mujer 2: No, me fui a Otra Parte.
Mujer 1: Que lástima, Algún Lado es un hermoso lugar para visitar.
Mujer 2: Tal vez voy Algún Día.
Mujer 1: Mejor que no lo hagas. Vas a apreciar más el paisaje si vas Otro Día.
Mujer 2: ¿Crees eso? Pensé que quizás era mejor ir un fin de semana.
Mujer 1: A Todos le gusta Otro Día.
Mujer 2: ¿Realmente? Pensé que a Ninguno le gustaba y tu sabés como odia a Alguien.
Mujer 1:Y siendo Alguien tan buen amigo de Todos, pensaste que Ninguno no podía compartir los mismos gustos que Todos.
Mujer 2: Ninguno me cae bien.
Mujer 1: ¿En serio?, yo prefiero a Todos antes que a él.
Mujer 2: Ninguno gusta de ti.
Mujer 1: Pero a veces...
Mujer 2: No me hables de ella.
Mujer 1: Quise decir a veces, no, A Veces.
Mujer 2: Ah, ya veo. ¿Pero quién fue el idiota que puso esa clase de nombres a sus hijos?
Mujer 1: Sí, fue él, odio a Quién y vos lo sabes, es un idiota sin imaginación..
Mujer 2: Tristemente, Quién nombró las ciudades, cambió nuestro calendario...
Mujer 1: Fue él.
Mujer 2: No fue una pregunta.
Mujer 1: Que se muera Quién y su falta de imaginación.

19 marzo 2009

La escena

Ella me miró como si se sintiese asqueada por lo que acababa de suceder, pero yo bien sabía que dentro suyo, ella estaba feliz. Le encantaba saber que había muchos testigos de nuestros actos, todo era perfecto: el hombre tirado en el suelo, sin producir sonido alguno y yo con el arma en la mano.
Ella sabía que a pesar de que la situación parecía estar mal, nosotros aún teníamos el control.
Después de todo, a ella le encantaba la actuación y sabía que todo terminaría cuando bajase el telón.

17 marzo 2009

Talento desperdiciado

Jamás estuve de acuerdo con los políticos que pagan para que cierta gente pinte algunas paredes de la ciudad para promocionarse. Si creen acaso que ver su nombre en las paredes de la ciudad es un buen método para conseguir mi voto, (cuando tenga edad para votar) están equivocados.
No sé si pasa en todo el mundo, pero estos "graffitis" políticos me parecen horribles. Luego el gobierno sale a decir que no hay dinero, ¿Pero cuánto gastan en promocionarse? Por supuesto, no creo que el sueldo que reciben estas personas encargadas de pintar las paredes, sea en blanco y si lo es, igual debe ser menor al sueldo mínimo.

Pero ayer pude ver como trabajaban (estaban pintando la pared frente a mi casa, pared que siempre está pintada pues es de una terminal de colectivos) y tengo que decir que lo que más me entristeció, en cierta manera, fue ver el talento de aquellas personas. Quedé maravillado al ver la facilidad con la que efectuaban los trazos, con un solo movimiento pude ver como creaban una O perfecta.
Esto me hizo pensar: se podría emplear a esta gente para que se encargue de pintar edificios públicos. Con esto se conseguiría:
·Mantener en mejor estado algunas edificaciones.

·Tener más paredes libres de publicidad.

·Los pintores podrían tener un trabajo mucho mejor, ya no tendría que estar todo el tiempo transitando las calles buscando las paredes para pintar (los edificios son más grandes, con lo cual tendrían que movilizarse mucho menos).

·Los políticos... bueno, ellos no se beneficiarían claro, a menos que pongan a su nombre la idea, para hacer campaña política.

Al día siguiente todo el trabajo de la noche anterior había desaparecido, en su lugar se leía "Kirchner".

Actualización: Aunque resulte raro, cada día que salgo (o más de una vez por día) la pared dice algo nuevo, siempre sobre política. Pero solo demuestra la inutilidad del trabajo, pues desaparece al poco tiempo.

06 marzo 2009

La fábula

Toda fábula comienza presentando a los personajes, en este caso: un hombre. Luego presenta un conflicto, en este caso: no lo voy a mencionar todavía. Y por último nos deja una moraleja, en este caso: "No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy".
Esta historia es de un hombre muy planificador, siempre creaba planes pensando en lo que haría al día siguiente. Pero así, el hombre terminaba sin hacer nada.
Su vida pasó sin ser utilizada y un día falleció, quizás fue por no haber dormido nunca (pues al final debería despertarse), por no tomar agua (mas tarde volvería a tener sed, ¿Para que tomar agua dos veces si la próxima vez podría hacerlo y listo?) o por no haber comido (volvería a tener hambre). Algunos incluso dicen que murió de tristeza, pero yo no lo creo: el vivió (si a eso se lo puede llamar vivir) muy feliz, junto a todas sus planificaciones. Lo único que logró fue su muerte, aunque ni siquiera fue por mérito propio.


Final alternativo:
Lo único que logró fue su muerte, sí, creo que lo logró. Muchos podrán decir que no fue por mérito propio, pero el eligió: el quería morir en paz. Claro que el hubiera preferido dejar el trabajo para el día siguiente.

01 marzo 2009

No una rata

Desde mi llegada ellos siempre me habían llamado rata. Estaban celosos, yo era moderno y ellos antiguos, no eramos compatibles.
Conmigo casi todos eran inútiles, así que se necesitaba un cambio. ¡Y que rápido vino! Unos días después de mi aparición todos ellos fueron reemplazados por otros. Y el tiempo pasó y todo fue bien, no volvieron a llamarme una rata otra vez, yo era un ratón y eso era todo.
Pero aún estoy un poco preocupado por el futuro, ¿Seremos el teclado y yo reemplazados por una pantalla táctil?

12 febrero 2009

El último bombón de la caja de bombones

Esto es el colmo. He tenido que aguantar años de maltrato, pero esto ya es abuso. El último bombón de la caja, mi último bombón. Yo les había cedido todos los demás, pero ellos, mi propia familia, no pudieron evitar comerlo. Siempre fueron así, por eso quería ese bombón, al fin iba a poder decidir algo sin que ellos interfiriesen. Pero al final de cuentas es lo mismo, el problema se resolvió, ¿Realmente importa quién murió intoxicado? Yo creo que no.

08 febrero 2009

Fracaso

No debí haber nacido, todo lo que hacía (o intentaba hacer) era un fracaso. Desde pequeño intenté sin resultados, crecer. Pasaron los años y ni eso pude lograr. Y cuando ya estaba descubriendo las ventajas de ser enano, me estiré, pero no era lo suficientemente alto para hacer básquet, deporte que siempre había querido jugar. Decidí entonces que los deportes no eran lo mio, así que me dediqué a la pintura, pero los autorretratos nunca me salían bien, por más que trataba yo era feo.
Nunca fui bueno para escribir tampoco. Incluso, quien se encuentra escribiendo mi historia en este momento, es un escritor pago, yo solo dicto. Bueno, mejor dicho, me dedico a balbucear y una persona interpreta lo que digo y se lo transmite al escritor. Eso, tampoco aprendí a hablar bien, aunque con el tiempo conseguí comunicarme perfectamente, pero al perder todos mis dientes a los 21 años, por caries, volví a balbucear. Otro hecho importante, se me cayeron los dientes de leche, pero no creció ninguno en su lugar, quizás fue por las grandes cantidades de comida que ingería. Decidí entonces hacer dieta: pero las pastillas para adelgazar no me servían, me gustaban mucho y no paraba de comerlas. Engordé diez kilos después de empezar mi dieta. Entonces decidí seguir una dieta estricta, de esas que vienen en algunos folletos de comida sana, funcionó, pero me volví adicto a las dietas y así, anoréxico, termine pesando treinta kilos. Terminé en un hospital, en el cual me dieron suero para que recuperase algunos kilos. Recuperé mi movilidad, caminar ya no me parecía agobiante y pude volver a la casa de mis padres (con ya, cuarenta y cinco años). Salí a buscar trabajo y al no encontrar nada, decidí ponerme a escribir, pero ¿Sobre qué? pasó el tiempo y obtuve mi respuesta: no sabía escribir. Solicité un escritor pago, al cual aún le debo dinero. Tuve después que contratar a alguien que entendiese los extraños ruidos provenientes de mi boca. Pude lograrlo, pero al poco tiempo ambos renunciaron y quedé solo, incluso el escritor se llevó todo lo que yo le había dictado.
Pasó el tiempo y volví a saber del escritor, él ya era famoso por una obra, la cual yo desconocía. Tiempo después decidí comprarme un cassette en el cual se encontraba su obra leída por el mismo, me interesó muchísimo, era muy original, pero me alarmó el final: después de que él dijo "Fin", se empezaron a escuchar los datos sobre la creación de su obra, el año en el que se había creado y el lugar donde se había escrito. ¿Lo alarmante? ¡Se trataba de mi casa en la fecha en que yo lo había contratado! Años de larga meditación pasaron hasta que comprendí que había pasado: el escritor se habría aburrido de mi historia y decidió dejar volar su propia imaginación. Me sentí como un idiota al pensar lo bien que lo había atendido mientras el se dedicaba a ignorarme.
Tuve que contratar a un nuevo escritor para escribir la historia de mi vida.
Mi vieja historia: "El niño de chicle que tenía amigos de chocolate" que había querido publicar quedó olvidada. Parte porque el escritor había decidido ignorarme y la otra, por mi déficit de atenci.... Fin

19 enero 2009

El Mapa De Los Ganadores De La Lotería

Hoy me encontré con un adsense bastante interesante: "El mapa de la inseguridad". Para los que viven dentro de una caja, veinte metros bajo tierra (o en otros países), voy a aclararles de que se trata: es un mapa online en el que la gente marca donde le han robado. La idea es saber en qué lugares es más probable que termines siendo asaltado. La parte buena es que los ladrones son estatatuas vivientes que no se mueven del lugar donde roban, con lo cual, al evitar la zona en la que "trabajan", podés disfrutar de una libertad total. (noten el tono sarcástico usado en esta última oración)

Así que tengo una nueva idea, crear (ya se lo veían venir desde que leyeron el título de este post)
"El Mapa De Los Ganadores De La Lotería", o abreviado, EMDLGDLL. La idea es sencilla, marcar los lugares donde la gente gana la lotería (y también donde ganan el Lotto, el Quini, el Prode, étc). Obviamente esto aumentaría el valor de las propiedades de cualquiera que se halle cerca de un ganador de algún juego. Con lo cual viene la oportunidad perfecta: Yo por mi parte empezaría a decir que todos mis vecinos ganaron la lotería y lo marcaría en el mapa, la gente al ver que la única casa en un radio de cinco cuadras que aún no ha ganado la lotería es la mía, deduciría que es la siguiente, con lo cual el precio de mi propiedad aumentaría enormemente.

Pero volviendo al tema del mapa de la inseguridad: un buen modo de lograr que se remueva de la red un mapa tan inútil que solo trae temor a unas pocas personas (las cuales viven en las zonas de alto grado criminalístico) es marcar una gran cantidad de robos sucedidos, o no, cerca de la casa de Francisco De Narváez (creador del sitio). De ser posible lo mejor sería marcar los puntos donde han surgido estos robos dejando un patrón obvio, por ejemplo, una flecha que apunte directamente al creador de esta idea ridícula.

Nadie debería jamás usar mis indicaciones como una guía sobre cómo actuar, el autor se libra de todo cargo legal que pueda ser impuesto, dado alega que la gente es lo suficientemente inteligente como para no dejarse incitar por las ideas expresadas en una página a la que la gente no entra para planear un nuevo atentado, sino por su complejo sentido del humor.

17 enero 2009

La reunión

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que nos habíamos reunido. Aquel día todos estábamos llenos de entusiasmo, nuestras palabras se mezclaban: todos teníamos ganas de contar cómo habíamos estado. Pero esta vez solo yo hablo, soy yo solo el que empieza y termina cada oración, ininterrumpidamente.
La última vez que habíamos estado todos juntos, había sido un momento de gran felicidad, todos estábamos muy entusiasmados con vernos. Nos agradaba la compañía de las otras personas.
Pero esta vez era distinto, había evitado todo contacto con ellos desde hace tiempo. Sabía que la reunión me iba a llenar de tristeza, con lo cual evitaba estar allí, con ellos, nuevamente.

Había llevado flores para cada uno de ellos. Así, uno por uno, tumba por tumba, fui entregando a cada uno un ramillete.

Martín Rivas Acosta.