20 mayo 2009

El nacer de la animación

Han pasado meses desde la última vez que puse un post que no se tratase de algo escrito por mí. Me había prometido dejar de poner cosas en la página, que no fuesen mías, pero esto se lo merece.
No me pregunten por qué, pero hoy tuve ganas de buscar un corto animado de Disney que había visto hace muchos años: Los tres chanchitos. Lo busqué y lo encontré en inglés, así me enteré que la misma persona que subió ese video a Youtube, también había subido otros y quiero dedicarles el post.

El barco a vapor de Willie (primer dibujo animado).


Flores y árboles (primer dibujo animado a color).


Los tres chanchitos (otro clásico).

01 mayo 2009

El contador de historias (parte 4)

Desde que terminé de trabajar para mejorar la plaza, todas las mañanas y tardes, me dedico a pasear por los mismos caminos que yo arreglé y me acuesto en el césped, el cual un hombre se dedica a mantenerlo "recién cortado". Pero no soy feliz, creí que ver mi obra terminada me iba a llenar de alegría pero no lo hizo. Los días pasan siempre igual, la monotonía me aburre y sé que dentro de poco tiempo no voy a poder seguir durmiendo en el hotel, pues el dinero del banco se está acabando. Necesito conseguir un trabajo, pero sólo volvería a estar como antes: solo en la oficina, sin un amigo, sólo compañeros. -"La vida es injusta, tanto para mí, como lo es para Juan. Aunque él está peor, no puede disfrutar las comidas que yo tanto disfruto, no puede dormir en una cama cómoda como yo, no tiene nada."- Ese pensamiento pasó por mi mente tan rápido, que no pude creer que era mio. Me levanto del suelo y empiezo a caminar, me dirijo al hotel, saco mis pocas pertenencias, devuelvo las llaves de mi habitación, pues no voy a hospedarme más allí y voy al banco a retirar mi dinero. Con el dinero en la mano me dirijo a la estación del tren, quiero volver.
Es una lástima que no haya planeado las cosas con anticipación, el próximo tren que va a la ciudad en la que había vivido, llegará a la estación dentro de varias horas. Y cuando llegue yo subiré a él, me sentaré en uno de los primeros asientos, si es que no están ocupados y dormiré el resto del viaje. Al llegar a la estación me despertaré y saldré del tren, no pasaré por la plaza, para evitar que Juan me vea. Obviamente, evitaré caminar frente a mi antigua oficina, no creo que mi jefe haya disfrutado que me fuese sin previo aviso. Llegaré a la puerta de mi antigua casa para asegurarme que aún sigue habitada, lo cual es probable, pues es muy cómoda. Luego iré a la municipalidad para pedir que mantengan la plaza en las mismas condiciones en las cuales la había visto la última vez, dejaré parte de mi dinero, para asegurarme que no se puedan negar.
Pasarán los días y para ese momento, yo ya voy a haber gastado el poco dinero que me quede. Ya no tendré mi reloj, pues ya no necesitaré saber la hora; sólo esperaré todas las tardes, a los chicos que salen del colegio, para comenzar mis relatos y Juan será mi testigo y yo seré el de él. Lo voy a haber acompañado en todas sus hazañas y podré recordar las propias y así seré feliz.