19 diciembre 2009

Aviso importante

Desde el día de la fecha, ya no actualizaré este blog. Todos los post que he escrito, no los borraré, pero no esperen nuevos.
Mientras ustedes se secan las lágrimas por la pena causada por esta noticia, yo debo aclarar que sólo abandono este sitio porque tengo uno nuevo. http://www.martinrivasacosta.com.ar/

Los esperó allí.

13 diciembre 2009

La inspiración

A pesar de haberme prometido a mi mismo no volver a poner un pie en ese bar, decidí hacerlo, pues era allí donde siempre había encontrado mi inspiración. Yo había llegado a la conclusión de que lo mejor era evitar ese lugar, por el modo en el que era tratado por las personas que lo atendían. Desde la primera vez que me había olvidado de dejar propina, las camareras me habían tomado bronca y se descargaban conmigo de todas las maneras posibles: evitaban atenderme, me traían las cosas tarde y muchas veces, incluso, el café frío.
Me senté en una mesa cerca de la ventana e hice una seña a una camarera para que me atendiese, se acercó a mí, pero al reconocerme, se hizo la despistada y decidió ignorarme. Enojado me levanté de la silla, caminé hacia ella y le toqué el hombro con el dedo índice, en señal de llamado. Ella se dio vuelta y con una falsa sonrisa me dijo:-¿Disfrutó su comida señor?
Ante tal comentario yo no tuve más que responderle lo evidente:-Aún no me han atendido, acabo de llegar y por lo tanto es imposible que haya disfrutado mi comida, ¿No le parece lógico?
Ella estuvo a punto de encogerse de hombros, como si no le importase, pero se detuvo, pues quería mantener su odio por mí en secreto. -Bueno señor, siéntese, ya lo atiendo. ¿Qué desea?- Dijo con un tono de voz de disgusto, poco disimulado.
-Querría tomar algo- dije.
-Deberá ser más específico.- respondió ella y suspiró, para darme a entender que ya estaba cansada de hablar conmigo.
-Algo frío, lo que sea.- respondí.
-Está bien, ahora le traigo su orden- me dijo y se dirigió a la cocina.
Pasaron unos cuantos minutos hasta que volvió a acercarse a mi mesa. -Aquí tiene señor, algo frío para tomar.- dijo y colocó en la mesa un plato de gazpacho. -Disfrute su comida.- dijo y rió levemente.
-Gracias, muy amable, siempre me han gustado los chistes- respondí, me levanté de la mesa, salí del bar y me fui a mi casa, satisfecho de haber vuelto a encontrar la inspiración para un cuento.

04 diciembre 2009

Arena

Aquí dejo mi pequeño grano de arena. En la playa, mezclado con otros millones de granitos. ¿Pero entonces cómo lograr que ese grano se destaque sobre todos los demás? Debe ser original. Imaginemos una playa de arena amarilla, y en ella, un sólo grano blanco. Será difícil de encontrar entre tantos granos que parecen iguales, pero al ser descubierto, se podrá notar que es diferente. Claro, que también es posible que un grano se destaque por estar húmedo, ya convertido en barro. Pero, ¿quién podría querer barro en una playa? Es algo tan poco deseado, pero el agua del mar siempre moja algunos granos y entonces, el barro se vuelve usual. El mismo, ayuda aún más a los granos blancos a destacarse.
Y así ocurre con la escritura, cada cuento, verso o frase, yace en una playa, en la que abundan granos amarillos. Es trabajo de un lector paciente encontrar aquellos trabajos que realmente merecen ser leídos y de los lectores de escribirlos. Quizás éste sea un grano más del montón, es lo más probable, sin duda. Pero yo lo guardo en mi reloj de arena, donde cada grano cae de a uno y así, a todos, puedo apreciarlos.