19 diciembre 2009

Aviso importante

Desde el día de la fecha, ya no actualizaré este blog. Todos los post que he escrito, no los borraré, pero no esperen nuevos.
Mientras ustedes se secan las lágrimas por la pena causada por esta noticia, yo debo aclarar que sólo abandono este sitio porque tengo uno nuevo. http://www.martinrivasacosta.com.ar/

Los esperó allí.

13 diciembre 2009

La inspiración

A pesar de haberme prometido a mi mismo no volver a poner un pie en ese bar, decidí hacerlo, pues era allí donde siempre había encontrado mi inspiración. Yo había llegado a la conclusión de que lo mejor era evitar ese lugar, por el modo en el que era tratado por las personas que lo atendían. Desde la primera vez que me había olvidado de dejar propina, las camareras me habían tomado bronca y se descargaban conmigo de todas las maneras posibles: evitaban atenderme, me traían las cosas tarde y muchas veces, incluso, el café frío.
Me senté en una mesa cerca de la ventana e hice una seña a una camarera para que me atendiese, se acercó a mí, pero al reconocerme, se hizo la despistada y decidió ignorarme. Enojado me levanté de la silla, caminé hacia ella y le toqué el hombro con el dedo índice, en señal de llamado. Ella se dio vuelta y con una falsa sonrisa me dijo:-¿Disfrutó su comida señor?
Ante tal comentario yo no tuve más que responderle lo evidente:-Aún no me han atendido, acabo de llegar y por lo tanto es imposible que haya disfrutado mi comida, ¿No le parece lógico?
Ella estuvo a punto de encogerse de hombros, como si no le importase, pero se detuvo, pues quería mantener su odio por mí en secreto. -Bueno señor, siéntese, ya lo atiendo. ¿Qué desea?- Dijo con un tono de voz de disgusto, poco disimulado.
-Querría tomar algo- dije.
-Deberá ser más específico.- respondió ella y suspiró, para darme a entender que ya estaba cansada de hablar conmigo.
-Algo frío, lo que sea.- respondí.
-Está bien, ahora le traigo su orden- me dijo y se dirigió a la cocina.
Pasaron unos cuantos minutos hasta que volvió a acercarse a mi mesa. -Aquí tiene señor, algo frío para tomar.- dijo y colocó en la mesa un plato de gazpacho. -Disfrute su comida.- dijo y rió levemente.
-Gracias, muy amable, siempre me han gustado los chistes- respondí, me levanté de la mesa, salí del bar y me fui a mi casa, satisfecho de haber vuelto a encontrar la inspiración para un cuento.

04 diciembre 2009

Arena

Aquí dejo mi pequeño grano de arena. En la playa, mezclado con otros millones de granitos. ¿Pero entonces cómo lograr que ese grano se destaque sobre todos los demás? Debe ser original. Imaginemos una playa de arena amarilla, y en ella, un sólo grano blanco. Será difícil de encontrar entre tantos granos que parecen iguales, pero al ser descubierto, se podrá notar que es diferente. Claro, que también es posible que un grano se destaque por estar húmedo, ya convertido en barro. Pero, ¿quién podría querer barro en una playa? Es algo tan poco deseado, pero el agua del mar siempre moja algunos granos y entonces, el barro se vuelve usual. El mismo, ayuda aún más a los granos blancos a destacarse.
Y así ocurre con la escritura, cada cuento, verso o frase, yace en una playa, en la que abundan granos amarillos. Es trabajo de un lector paciente encontrar aquellos trabajos que realmente merecen ser leídos y de los lectores de escribirlos. Quizás éste sea un grano más del montón, es lo más probable, sin duda. Pero yo lo guardo en mi reloj de arena, donde cada grano cae de a uno y así, a todos, puedo apreciarlos.

10 octubre 2009

El profeta

Cuando entró a la habitación, supe que su visita era señal de peligro. Él nunca pasaba sólo para saludar, siempre venía con una nueva advertencia. Se sentó en la silla que estaba al lado de la mía y no dijo ni una palabra. Él sabía perfectamente cuando yo comenzaría a hablar y por eso estaba en silencio, estaba esperando. Como yo sabía cual era la situación, decidí callar por la mayor cantidad de tiempo posible, pero apenas ese pensamiento cruzó mi mente, él comenzó a hablar. No podía dejar que yo le ganase.
-Ambos sabemos que yo vine aquí por un buen motivo, pero la diferencia entre tú y yo, es que yo sé cual es.- Dijo y me dirigió una gran sonrisa llena de felicidad, por el simple hecho de poder burlarse de mi ignorancia. -Estás pensando que yo te estoy tratando de un modo muy cruel, porque sé que afectará de manera positiva el futuro. Pero no, lo hago por el sólo placer de molestarte. - Dijo, sin poder evitar sonreír nuevamente. Se levantó de la silla y salió por la puerta. Nunca más lo volví a ver, supongo que nuestra corta charla sirvió para algo, que de cierto modo modificó el porvenir, pero no lo puedo saber con certeza.


Cuando me notificaron que un hombre, el cual decía poder ver el futuro, quería charlar conmigo, lo rechacé. Y al hacerlo, entendí que el hombre no podía ser más que un fraude: de poder ver el futuro, habría sabido que no iba a aceptar su visita en primer lugar.
Pasaron varias horas, hasta que un guardia pidió mi permiso para darme un comunicado. Como se trataba de un hombre de mi confianza, acepté su pedido. Él entró en la habitación, aclaró su voz y me dijo: -Mi rey, siguiendo el pedido de un extraño, quiero darle este sobre, el cual me fue entregado ayer. Sé que sus órdenes me veían obligado a notificarle en el mismo instante, pero el hombre consiguió persuadirme. -¿Y cómo, me pregunto yo, logró persuadirte?- Dije con gran enfado. -Creo que debe leer el papel, seguro entenderá- Respondió y me dió el paquete. Abrí el sobre y de adentro extraje una sola hoja en la que estaba escrito: Lamento que haya rechazado mi visita, espero que esta carta haga cambiar su opinión. Bueno, ¿Qué digo?, estoy seguro que lo hará. Después de leer, le pregunté al guardia si realmente la carta había sido entregada ayer. Al responderme que sí, pensé en decirle que encontrase al profeta, pero antes de poder hacerlo, él me dijo: -Lo está esperando en la plaza. Me pidió por favor que lo interrumpiese antes de que usted pudiese formular la pregunta, para despejar cualquier duda. Sonreí y de inmediato mandé a llamar a algunos hombres para que me escoltasen y recibí la siguiente respuesta: -Ya tenemos todo listo señor, el hombre que usted había enviado hace unas horas, nos informó de su necesidad- No pude evitar comenzar a reír, el profeta me había convencido.
Me encontré con él en la plaza. Lo único que hizo, fue darme la indicación de construir la muralla que rodearía mi palacio, siete pies más alta. Acto seguido, se fue. No intenté detenerlo y por su paso firme y derecho, supe que él sabía que no lo seguiría.


Decidí no dejarlo en espera por mucho más tiempo y fui al restaurante. Allí estaba sentado, esperándome. Me acerqué a su mesa y le pregunté si podía acompañarlo, él me dijo que sí, pero me agradeció la muestra de modestia al preguntarle algo sabiendo ya la respuesta. Le respondí que no era necesario que me agradeciese y él me contestó: -¿Ves?, ya perdiste toda modestia. Ambos sabemos que no necesitaba decírtelo para que tú lo supieses.
-Debes agradecer que yo supe que me estabas esperando y decidí venir- Dije.
-No realmente, yo vine sabiendo perfectamente que vendrías al saber que te estaba esperando. A fin de cuentas ¿Serías capaz de abandonar a un amigo?- Respondió. Levantó la mano para llamar al mozo y le pidió que tomase mi orden.
-Lo que quiera traerme está bien para mí- Respondí. -Y sí, estoy seguro.-
-De acuerdo señor- Dijo el mozo y se fue.
-Con esa demostración te has superado a ti mismo.- Dijo mi amigo. -Eres un orgulloso, simplemente eso y aquí estoy yo intentando hacerte cambiar. Que pérdida de tiempo-
-Si te parece así puedo retirarme, pero algo me dice que prefieres que me quede.- Le respondí y tomé el plato que el mozo había traído para mí. Cuando el mozo se fue, dije en voz baja: -Podría haber elegido mejor, esta comida no tiene buen aspecto.
-Sí, prefiero que te quedes, pero quiero que sepas que es así porque creo que tienes algo interesante que contarme.- Contestó y con un gesto me demostró que quería que yo le contase.
-Tengo algo para contarte, es cierto, pero preferiría que no intentases adivinar el futuro cerca mío, es como si yo quisiese intentar pintar un cuadro como tú lo haces. Sería un desastre.- Comencé a comer la comida que el mozo me había traído.
-Bueno, pero no tengo que ver el futuro para saber cómo quedaría un cuadro que tú pintases, decir que es un desastre, es poco.- Se rió estrepitosamente y puedo jurar que más de una persona de las mesas adyacentes se dieron vuelta para ver cuál era la fuente de tal jolgorio.
-He tenido ciertos problemas últimamente. Desde hace mucho tiempo me cuesta dormir, estando en la cama no paro de preguntarme cuándo podré dormirme y el obtener la respuesta nunca es grato, pues sé que tardaré mucho en poder soñar y eso me mantiene despierto. Y el soñar tampoco es algo que me agrade mucho, mis sueños no difieren demasiado de la realidad, lo único que hago es ver lo que va a suceder. Eso es algo de lo cual no puedo enorgullecerme.- Dije y cuando iba a continuar mi relato el me interrumpió: -Y ambos sabemos cuan importante es el orgullo para ti.- Sonrió alegremente y me dijo que podía seguir con lo que le estaba diciendo.
-Aún no he llegado a contarte lo peor. Este, llamémosle, "don", puede resultar un poco molesto en muchas ocasiones. ¿Querrías saber cuándo y cómo vas a morir? ¿No?, pues yo lo sé. Y puedo asegurarte que no me entretiene en lo más mínimo saber. Igual despreocúpate, me he encargado de que sea del modo más placentero posible. Es terrible saber cómo van a acabar las vidas de cada una de las personas con las cuales te relacionas, aunque sea por un instante. ¿Recuerdas al rey, al cual le aconsejé que construyese el muro, un poco más alto?, dime, ¿Cómo podría haberle dicho que el hijo que estaba esperando con tantas ansias, iba a morir antes del parto y que no había modo de salvarlo?- Dije y no pude evitar suspirar con tristeza.
-Debe ser complicado, lo entiendo. Al convertirme en tu amigo supe que iba a haber consecuencias, pero decidí aceptarlas. Eres demasiado interesante como para ignorarte. Y lo único que puedo hacer es recordarte que tienes que saber hasta que punto informar a la gente sobre el futuro. Uno prefiere, a veces, vivir en la ignorancia. Pero de todas maneras, me encantaría poseer tu don.- Respondió.
-Eso lo crees por ahora. Lo que te acabo de contarte es horrible, pero no es lo que me perturba tanto. Todas las personas que han tenido conocimiento de mi habilidad, siempre se han preguntado cómo debe sentirse. Es imposible de explicar para mí, así que puedes imaginarte lo difícil que debe ser para alguien pensar en ello. Sé que con anterioridad había intentado explicarte cómo era que esto funcionaba y que fracasé. Pero creo que debes saber hasta que punto esto complica la vida. Cada pequeña modificación que pudiese hacer en el presente afectaría el futuro, con lo cual debo ser muy precavido con mis decisiones. Y por consiguiente, con cada acción desencadeno un futuro distinto, el cual reemplaza al que yo antes conocía. Es como que en cada paso que doy, todo a mi alrededor cambia. Y no, no puedo evitar ver el futuro, ya lo he intentado varias veces. Incluso he probado emplear mi don para saber si en algún momento descubriré cómo dejar de usarlo, para emplear el método con anterioridad. Pero es imposible.- Dije y golpeé la mesa con mi mano, el ruido llamó la atención de todos las personas del lugar. Y el dueño se acercó y me pidió cortésmente que me fuese.
Ya afuera del restaurante, dije: -¿Ves? Todo lo que hago tiene consecuencias y por ese pequeño momento en el cual perdí el control, evité que pudieses pedir un postre.
-No hay problema. -Me dijo. -Pero tengo una duda ¿Cuan claro ves el futuro?, digo, ¿Hay alguna diferencia con lo que estás viviendo en el momento?
-No, no la hay, y eso es lo que más me preocupa. Por ejemplo, yo no sé si esto te lo estoy diciendo ahora o no. Quizás sólo estoy viendo el futuro. Cuesta mucho notar la transición entre el pasado, el presente y el futuro. O bien, todo esto ya pasó y lo que estoy haciendo es recordar, rara vez he necesitado hacerlo, pero quizás ésta es una de esas veces.- Dije y me fui, no quería más hablar del tema. O quizás es que no quiero hablar más. Aunque también es posible que lo mejor es me quede con él, cuando nuestra charla termine.

26 septiembre 2009

Microcuento

Él era diferente a todos los hombres que alguna vez habían estado aquí. Su traje negro estaba limpio y su camisa blanca, planchada. Desde el momento en que abrió la puerta se comportó como todo un caballero. Ayudó a un hombre con bastón, a levantarse de su silla y al acercarse a la barra para pedir una cerveza dijo "por favor" y "gracias". Fue por ese motivo que me pareció inoportuno hacer mención de su espantoso olor. En su ropa se había impregnado el olor a cementerio. Ahora, él se encontraba en mi bar tomando una cerveza sin marca, la conexión era obvia.

06 septiembre 2009

La obra de teatro

Un reconocido escritor está en la sala escribiendo su última obra de teatro. Deja de escribir, mira su trabajo aún incompleto, se levanta y comienza a caminar de una lado a otro de la habitación.

Escritor: -El final, ¿Cuál es el final correcto? (dice en voz alta mientras observa las hojas que están arriba de su escritorio).
Alter Ego 1: -Eso tú lo sábes, no yo (responde el escritor con una voz que no es la propia).
Escritor: -Eso yo lo sé, vos no tenés que decírmelo.
Alter Ego 1: -No es a mí quien deberías preguntarle.
Escritor: - ¿Y vos qué pensás? (deja de caminar).
Alter Ego 2: -Usted sabe que las obras teatrales no son mi especialidad (responde el escritor con otro timbre de voz, diferente al anterior).
Escritor: -Pensá en la historia como un cuento ¿Vos cómo lo terminarías?
Alter Ego 2: -Yo no escribiría un final para esa obra.
Alter Ego 1: -¿Por qué? (preocupado)
Escritor: -Porque es basura (decepcionado).
Alter Ego 2: -Yo no lo hubiera dicho así. Pero no niego que es verdad.
Alter Ego 1: -Son demasiado pesimistas, yo creo que la obra puede ser un éxito (esperanzado).
Alter Ego 2: -Lo dudo.
Escritor: -Muy cierto (comienza a caminar nuevamente).
Alter Ego 1: ¿Realmente piensas eso?
Escritor: (pensativo) -Creo que desde el principio la obra estaba destinada al fracaso.
Alter Ego 2: -Al fin dice algo que tiene sentido.
Escritor: (sonríe maliciosamente) -Ustedes están en la ella, ¿Sabían?
Alter Ego1: -Por supuesto que sí, por eso creo que no puede fracasar.
Alter Ego 2: -Yo lo ignoraba... usted nunca me lo dijo (sorprendido).
Escritor: -Supongo que hay cosas que hasta vos ignorás.
Alter Ego 2: (enojado) -Cállese.
Alter Ego 1: -Creo que tengo una idea, ya sé cómo terminar la historia.
Escritor: -Querrás decir mi idea (dice poniendo gran énfasis en la palabra "mi")
Alter Ego 1: -Estoy seguro que la idea es mía, tú siempre intentas quedarte con el crédito de todo.
Alter Ego 2: (frustrado) -Deben compartir la idea, sea de quien sea.
Escritor: -Claro, vos no sabés de qué hablamos (sonríe)
Alter Ego 2: Explíqueme.
Escritor: (resopla, se dirige al escritorio y se sienta en la silla) -Te contaré mientras escribo.
Alter Ego 2: -Realmente dudo que pueda hacer ambas cosas al mismo tiempo (murmura).
Escritor: -Te escuché.
Alter Ego 2: -Eso no es cierto.
Alter Ego 1: -Incluso yo te escuché.
Alter Ego 2: -¿Puede callarse?
Alter Ego 1: -Creo que no.
Alter Ego 2: -¿Y usted no puede callarlo?
Escritor: -Dudo que pueda hacerlo, lo he intentado muchísimas veces (con tristeza).
Alter Ego 1: -Sigo aquí ¿Saben?
Alter Ego 2: -Sí, ese ha sido el problema desde el principio.

(Un momento de silencio, luego el escritor vuelve a hablar.)

Escritor: -¿Quieren saber el final que pensé?
Alter Ego 1: -Que pensamos (dice, poniendo gran énfasis en la sílaba "mos")
Alter Ego 2: -Diga, no nos deje con la intriga.
Alter Ego 1: -Lamento decirte que tú eres el único que está intrigado.
Escritor: (Permanece en silencio).
Alter Ego 2: -¡Explique de de una vez! (enfadado)
Escritor: -Paciencia, aún estoy pensando.
Alter Ego 2: -¿No dijo que ya sabía el final?
Alter Ego 1: Aún no sabemos como escribirlo.
Escritor: -¿Podrían dejarme por un momento? Quiero pensar sólo.
Alter Ego 1: -Lamento decir que no puedo abandonarte.
Alter Ego 2: -Lamento decirle que él no puede abandonarlo.
Escritor: -Aunque sea, guarden silencio.
Alter Ego 1: -¿Dónde quiere que lo guarde? (dice reiéndose) -No puedo ser tan gracioso.
Alter Ego 2: -Si fuese un poco gracioso ya sería un progreso.
Escritor: -¡Les pedí veinte veces que callen! (se levanta de la silla enojado).
Alter Ego 2: -Callarlo a él es un milagro.
Escritor: -¿Puede evitar contestar? No quiero oír a ninguno de los dos.
Alter Ego 2: -Perdóneme.
Escritor: -¡Shh!

(El escritor escribe rápidamente el final de su obra y comienza a hablar nuevamente.)

Escritor: -Espero que al leer el final de mi obra la gente tenga compasión por mí. No es fácil dar tal final a una obra, poniendo el máximo de uno. Pero cualquiera en la situación del personaje hubiera hecho lo mismo.
Alter Ego 2: -¡Espere! (preocupado).
Alter Ego 1: -¡No!
Escritor: -¿Ven? Ni en este momento pueden callarse, ya me harté. (abre el primer cajón del escritorio y saca un arma)
(silencio)
Escritor: -¿Ah, ahora si deciden callarse? ¿Debo llegar hasta este punto para controlarlos? (dijo, puso el cañón del arma contra su cabeza y disparó)



Final alternativo: (para que tenga sentido deben haber leído este otro cuento)

Alter Ego 2: -Usted puede callarnos cuando quiera, lo sabe, pero...
Escritor: -...perdería mi talento, lo sé. A ustedes les debo todo, aunque recién ahora comienzo a darme cuenta de su presencia, siempre estuvieron allí, ¿Verdad?
Alter Ego 1: -Sí, desde que comenzaste a escribir.
Alter Ego 2: -Piense de nosotros como sus ayudantes.
Escritor: -Pero yo veo lo que hacen, Inconsciente me advirtió, intentan controlarme. Pero no van a lograrlo. (con firmeza)
Alter Ego 2: -¿Está ciego, no lo ve? Es él quien lo controla a usted.
Escritor: -¿Es eso cierto?

(el escritor se queda callado, sus ojos se abren completamente y sus pupilas se dilatan)

Escritor: -Ya veo (dice, se dirige al escritorio y comienza a escribir el final alternativo de su obra, agrega a Inconsciente como personaje y deja la obra inconclusa).

04 septiembre 2009

¿Dondé reside la culpa?

Hoy a la mañana, en Buenos Aires, llovió. Y mientras yo iba a la escuela en colectivo estaba pensando que alguien debía estar sacando ventaja de todo eso. Entonces me vino a la mente la respuesta, ¿Qué corporación tiene tanto poder como para provocar una lluvia tan fuerte? ¿Recuerdan el incidente en la ciudad Raccoon? Bueno, la misma compañía que encubrió todos los hechos, debe ser culpable de esto también, Umbrella Corporation.
Es sólo un pensamiento.

27 agosto 2009

¿Pueden imaginar el tamaño que ahora tiene mi ego?

Quizás algún afortunado ha podido descubrir la noticia por sí mismo. Bueno, literalmente no es una noticia, no es que haya salido en el diario ni nada... esperen... [¿Si? ¿En el diario? ¿Una noticia? ¿No? ¿Una nota querés decir? Ok, entonces creo que merecen saberlo, ¿Verdad?] (se supone que eso es lo que yo le digo a mi ego)
Bueno, mi ego me acaba de comentar algo que considero de suma importancia informar. El día 21 de Agosto de este año, en el diario La Ciudad, en la página número once ha salido una nota titulada: "Un joven escritor de Avellaneda", aunque creo innecesario aclarar, el "Joven escritor de Avellaneda" soy yo. Ahora, primero que nada les dejo la dirección de mi casa, para que me puedan enviar todos los regalos que quieran hacerme a modo de felicitación:
-Debido a la inseguridad, la dirección no pudo ser mostrada- Blogger.
Grr... bueno, los regalos deberán dármelos en persona, aquellas personas que me conocen. Muchas gracias.

¿Debería dejar una prueba de lo que acabo de decir? Podrían buscar el diario abrir la página correcta y leerlo por ustedes mismo, es fácil, miren lo voy a hacer para que vean lo fácil que es: Primero toman el diario, lo abren en la página once, como dije antes y leen la nota. De hacer todo correctamente deberían ver algo como esto:

*En el diario aparecían dos publicidades las cuales yo alteré para que no pudiesen leerse (ahora que soy famoso no puedo hacer publicidades gratuitas).

¿Ven? Ahora pueden hacerlo ustedes, vayan a buscar un diario (aprovechen la oportunidad para cultivarse, leyendo alguna noticia).

14 agosto 2009

Atardecer

Mientras buscaba entre las cartas de mi antes amada, recordé aquellos días, en los que juntos, observábamos el atardecer.

[Eramos jóvenes y teníamos mucho tiempo por delante, por lo tanto no nos molestaba perder algunos minutos viendo el sol ponerse por detr
ás del horizonte, tomándonos de las manos.
Todos los d
ías en bicicleta iba a su casa , golpeaba la puerta y cuando ella abría le daba las flores que había recogido en el camino. Entonces sonreía, me abrazaba y me besaba. Yo le decía que se subiese a la parte de atrás de mi bicicleta y nos íbamos. Siempre al mismo lugar, un lugar perfecto que habíamos descubierto el día en que nos conocimos. Estaba frente al mar y tenía una grandiosa vista del atardecer.]

-
¿Cuál es?- Me pregunté mientras leía otra carta que no era la que yo estaba buscando.

[Aquel d
ía fuimos al mismo lugar de siempre. Sabíamos que sería la última vez que íbamos a estar allí, con lo cual nos quedamos mucho mas tiempo que de costumbre. Ella se iba y no sabía cuando iba a volver. Yo la comprendía perfectamente, tenía que irse para poder cumplir su sueño de ser actriz. El pueblo no era lo suficientemente grande y no tenía un teatro, por lo tanto no había posibilidades de que triunfase.
Yo estuve cuando se fue, puso sus valijas en el ba
úl del auto de su papá, se acercó y me besó en los labios como nunca antes lo había hecho. Entró al auto y se fue. Cuando el auto ya no era visible, comencé a llorar, tomé mi bicicleta y fui a casa. En el camino no podía dejar de pensar en todas los cosas que no iban a ser lo mismo: no más tomarse de las manos, no más besos, no más atardeceres y no más ella.
Entr
é a mi casa y fui a dormir.
Unas horas despu
és me desperté sintiéndome un poco mejor; tomé un papel, una lapicera y comencé a escribir. Esa iba a ser la primera carta que le enviaría, por lo cual no quería demostrar tristeza, no quería que se sintiese culpable de haberme abandonado; así que me tomó un par de horas el saber que la carta estaba terminada. La iba a enviar al día siguiente, no quería que ella recibiese la carta apenas entrara a su nueva casa. No quería parecer desesperado.]

Todos esos recuerdos me hicieron llorar, incluso cuando no podía recordar cómo todo había terminado.

[Los meses pasaron y cada semana recib
ía una carta de ella. Estaba tan feliz, había entrado a una escuela de teatro y estaba muy entusiasmada. Su felicidad me hacía feliz, pero seguía extrañándola.
No recuerdo la fecha exacta, pero un d
ía conocí a una chica de mi escuela, en el camino a mi casa y comenzamos a hablar. Era dulce y hermosa, me gustaba. Un día le pregunté si quería ir conmigo a un lugar especial, ella aceptó y fuimos. Vimos el atardecer, y cuando nos estábamos yendo, ella se acercó y me besó. Yo la abracé y la besé nuevamente. Ésa fue la primera vez.
No pude evitar sentirme culpable por haber
besado a otra chica y en la carta siguiente le conté.]

Todavía buscaba la carta en la cual ella me dijo que no iba a recibir m
ás cartas de su parte. Incluso, cuando aún intentaba recordar las exactas palabras que había usado, la idea de ella despidiéndose era clara en mi mente.

[D
ías después me había llegado su respuesta, me dijo que estaba feliz por mí y que era lo mejor que me podría haber pasado.
Continuamos enviándonos cartas mutuamente, me cont
ó que estaba triste porque no era muy buena para la actuación pero que iba a intentar mejorar. No le dije lo que pensaba pero sabía que era porque yo había encontrado a otra chica.
Me reun
ía con la chica casi todos los días, como había hecho anteriormente con ella. Incluso casi la misma rutina, observábamos la puesta del sol, reíamos y no besábamos. Quizás era monótono, pero me encantaba.
Una noche le envi
é una carta en la cual decía cuanto la extrañaba, a pesar del hecho de tener una nueva novia.]

-
Ésta es- pensé -la carta que estaba buscando estaba ahora en mi mano- la abrí y la leí. La fecha era la misma, pero lo que estaba escrito no era lo que recordaba:

Querido Andrés:

Se que deb
és sentirte extraño, yo aun no conocí a nadie aquí, pero puedo decirte que los sentimientos que tenés son los correctos. Estuve mucho tiempo con vos, así que es difícil aceptar la verdad.
Estoy muy feliz por vos ^^

Ana.

No s
ólo no parecía estar enojada, como recordaba, incluso no se había despedido. Algo estaba mal. Miré la mesa en donde todas las cartas estaban esparcidas y me dí cuenta: había otra carta que yo no había visto. La tomé y para mi sorpresa, el sobre no había sido abierto. Lo dí vuelta y leí la única frase que ella había escrito "La última carta que vas a recibir de mi parte". Al leerla recordé.

[Un d
ía recibí una carta de ella y cuando la iba a abrir noté que había algo escrito en el sobre aparte de mi dirección, la de ella y todas las cosas reglamentarias del correo. Sólo una frase había escrito y, cuando la leí, supe que todo había terminado.]

Cinco a
ños habían pasado desde ese momento, así que supuse que era momento de saber lo que ella había escrito en la carta. Abrí el sobre, tome la carta y la leí:

Querido Andrés
:

Lo que son tristes noticias para m
í, tal vez sean de tu agrado. ¿Recordás que te dije que no era muy buena actriz, pero que iba a seguir esforzándome? Pues parece que los profesores pensaron lo mismo y me dijeron que debía abandonar la escuela. ¿Por qué son buenas noticias para vos entonces? Bueno, supongo que de cierta manera también lo son para mí Voy a volver! ^^.
No puedo esperar volver a verte. Sé que estás con otra chica ahora, pero me encantaría verlos a ambos. Espero que ella y yo podamos ser amigas, ¿no sería genial?
Voy a esperarlos en nuestro lugar especial, espero que no est
és enojado conmigo, quiero que sigamos siendo amigos

Ana.

No pod
ía creer lo que leí, había estado equivocado, ella había vuelto y no me había enterado.

[Su carta me
rompió el corazón, ya no quería escribirme. Pero yo todavía la amaba, tomé la carta y la guardé con las demás. Había estado esperando su respuesta para poder contarle que me iba a mudar a una nueva casa, a unas pocas cuadras de distancia de la otra, la cual era más grande, más linda y sin mis padres. Pero ahora era imposible.
Sof
ía había venido a casa a preguntarme por qué no la había ido a buscar como siempre hacía. Le expliqué el problema y ella se entristeció. -Sabía que la amabas, pero ahora me doy cuenta cuánto- me dijo. -No podemos estar juntos, no es correcto- dijo y se fue.]

Si hubiese abierto la carta nada de eso hubiera pasado, me hubiese encontrado con ella en nuestro lugar, ella hubiera conocido a Sof
ía y quizás se hubiesen vuelto amigas. E incluso, de no haber abierto la carta, si hubiese ido a la casa de Sofía como todos los días y luego a ver el atardecer con ella, me hubiese encontrado con Ana.
Sal
í al jardín, tomé mi bicicleta y fui hasta su casa. En el camino me detuve a recoger unas flores, hesité y decidí no tomar ninguna. Cuando llegué a la casa de Ana golpeé la puerta, ella abrió y me miró fijo por un rato, luego me invito a pasar. Fuimos al comedor, me dijo que me sentara en una silla y fue a la cocina. Volvió con una taza de café para mí y me preguntó cómo había estado. Le expliqué lo que había ocurrido y le pregunté si podíamos volver a estar juntos, pues yo no había dejado de pensar en ella. Me dijo que necesitaba tiempo para pensar y fue a su habitación.

Ahora espero. Espero su respuesta, miro el reloj que est
á colgado en la pared: pasaron cinco minutos. Tomo mas café y espero. Imagino todas sus posibles respuestas y me preparo para cada una de ellas. De acuerdo con el reloj: veinticinco minutos han pasado. Termino mi café y voy a su habitación, ya he esperado demasiado. Golpeo la puerta y, sin recibir una respuesta, la abro. La habitación esta vacía. Miro alrededor y veo una ventana abierta, me asomo hacia afuera pero no la encuentro. Sobre su cama hallo una carta, la tomo, la abro y leo:

Andrés

Me hiciste una pregunta y te prometo que vas a recibir tu tan esperada respuesta en cinco a
ños.

Ana.

Me voy de su casa, miro alrededor y no la encuentro. Tomo mi bicicleta y me voy a nuestro lugar especial, ella no esta allí. Veo el atardecer y me voy sin saber si la voy a volver a ver.

21 julio 2009

Premios 20 blogs 2009

Este año decidí inscribirme en los premios al mejor blog, organizado por La Blogoteca. En la parte superior derecha de mi página, encontrarán un link con el cual podrán acceder a la votación de mi blog. Espero que si disfrutan la página y les parece que merece ser votada, entren al sitio, creen su cuenta y voten. Sé que crearse una cuenta puede ser molesto, pero no se preocupen por la posibilidad de recibir correo basura, yo poseo la cuenta desde hace tiempo y los únicos dos mail que recibí fueron para confirmar mi cuenta y para decirme que habían aceptado la inscripión de mi blog.

De por sí, muchas gracias.