12 julio 2009

El paisaje.

Hace mucho tiempo vivió un hombre el cual había hecho de la pintura su profesión. Pintó las más hermosas obras de todo el pueblo. Muchos hombres y mujeres buscaban su sabiduría, pero cada vez que se presentaban ante él, los rechazaba. No quería ningún pupilo, hasta donde él sabía, no era muy buen maestro.
Cualquiera que pudiese pagar una de sus pinturas podía llevársela, él amaba cada uno de sus trabajos, pero también pensaba que el arte era algo que debía ser compartido. Era injusto quedarse con todas sus hermosas pinturas, con lo cual las cedía. Pero como necesitaba el dinero, no tenía otra opción que venderlas.

Una noche tuvo un sueño. Sonó con un increíble paisaje que nunca había visto. Los colores habían sido perfectamente elegidos, todo era perfecto. Estaba asombrado.
Se despertó y abrió sus ojos, miró para todos lados intentando encontrar el paisaje que lo había maravillado. Era inútil, estaba despierto.
Tomó sus pinturas y trató de emular lo que había visto en su sueño. Su mano no se movió. No sabía por dónde empezar a pintar. En realidad, aunque intentó recordar lo que había visto, no pudo. Decepcionado, se acercó a su cama, se acostó en el colchón y esperó. Pronto volvería a dormirse y de nuevo, soñaría.
Los colores, nuevamente, ganaron su entusiasmo. En su sueño, todo estaba tranquilo. Buscó sus pinturas y su lienzo para pintar el maravilloso lugar en donde se encontraba sin efecto. Seguía durmiendo ¿Cómo iba a poder pintar?
Abrió sus ojos y se apresuró a acercarse a su mesa donde había dejado sus pinturas, tomó el pincel y se detuvo. La imagen de su sueño había desaparecido tan pronto como había abierto los ojos.

Muchas noches pasaron y en cada una de ellas el soñó con el paisaje. Se dió cuenta que intentar pintar lo que veía en sus sueños era completamente inútil. Así que decidió ir a la biblioteca. Entre todos los estantes debía haber un libro que mencionase el lugar en el cual él había estado en su dormir, o así había pensado, pero se equivocó. El lugar no existía, no fuera de sus sueños, por lo menos.
Pasó varias horas intentando encontrar la solución a su problema. Intentó no abrir los ojos al despertarse, pero no pudo, era una reacción normal para él. También trató de cubrir sus ojos de noche pero así, él no podía dormir.
Estaba desesperado, quería que todas las personas pudiesen conocer aquel maravilloso e indescriptible lugar. Y así decidió que la única manera de poder pintar lo que veía en sus sueños era evitando ser distraído por los colores de la vida real. Una noche, antes de acostarse, tomó algunas de sus pinturas y se las echó en los ojos. Quedó ciego y se fue a dormir.
A la mañana siguiente se despertó, abrió los ojos y no vió nada. Así que la imagen de su sueño no desapareció. Se acercó al escritorio donde había dejado sus pinturas y su lienzo, y comenzó a pintar lo que había soñado. Pintó por muchas horas hasta que supo que había terminado. Despertó a su esposa y le mostró el trabajo. Rápidamente le explicó lo que había hecho la noche anterior. Ella lloró sin prestar atención a su trabajo y lo abrazó. Le preguntó cómo podría haber hecho tal cosa, pero el no respondió. Nuevamente le mostró su obra y su esposa se quedó sin habla. Vió los colores, la paz del paisaje y como todo había sido perfectamente pintado. Se maravilló por un lugar que jamás había visto. Tomó la pintura y la llevó afuera. La belleza del trabajo deslumbró a todos en el pueblo, nadie podía creer la grandeza de la obra ni del artista.
Lo años pasaron y a ese cuadro se le unieron muchos otros. Fueron esparcidos por todo el lugar, para que todos pudiesen contemplarlas.

Una noche, después de muchas décadas, el pintor murió. Su esposa y todos los hombres y mujeres del pueblo lloraron su muerte. Pero ellos supieron que él no podría haber muerto más perfectamente. Obviamente, él estaba soñado con otro hermoso paisaje y cuando murió se fue al cielo, pero no lo notó. En sus sueños él había visto el cielo y tal cual lo había pintado. Así que cuando dejó de soñar con estar allí y empezó a estar allí, el no supo.

13 comments:

Petrova dijo...

Mirá, para mi que vos te copiaste de mi cuento. Todo bien, se que me admirás, se que soy todo lo que buscas en una mujer, pero mi talento no se compara. Así que por favor, bajate del poni.



jajajajaja
Tiiiiiiiiiiiincho ♥

Unknown dijo...

Hay un cuento de Tolkien, no recuerdo ahora el nombre (no sé si está en "El herrero de Wooton Mayor" o en "El granjero de Ham") que tiene una onda parecida. Si lo encuentro te lo paso, te va a gustar.

Unknown dijo...

Me gustó mucho ^^
Si podés lee "Hoja de Niggle" un cuento de J.R.R. Toolkien que tiene algunas similitudes y te va a gustar mucho.
El libro viene con 3 cuentos: Egidio, el Granjero de Ham - Hoja de Niggle - El Herrero de Wootton Mayor.

Beso!

Martín dijo...

Gracias por la idea, a penas termine los cuentos que tengo que leer para la escuela me fijaré si lo puedo encontrar. :)

Deprisa dijo...

Es un cuento hermosos, de esos que se pueden contar a un niño a la espera de ver una sonrisa en sus labios.

¡Nos leemos!

Martín dijo...

Me alegra que el cuento te haya gustado. Un instante antes de escribir esta respuesta estaba leyendo algunos de tus cuentos. (por cierto, me reí mucho con el del niño zombie)

Saludos

Petrova dijo...

Mirá paparulo!
Deja de de engrandeserte porque te van a bajar de un golpe (?.

Bella dijo...

Simplemente,magnífico.Otra muestra de talento y buen gusto.
Te quiero mucho,Tinchis (:

Martín dijo...

Stefi, te encanta exagerar, no?
Jeje.

Y Anna, gracias por el cumplido, pero aun espero algún post tuyo en tu blog.

Bella dijo...

Efectivamente,voy a argumentar que si pensás en el hijo del vecino de tu tía,no lo considerás tal;lo harás pensando su nombre y en los sentimientos,sensaciones y recuerdos que trae consigo,no en su absurdo parentesco.
Por otra parte,creo que es algo obvio quién es mi persona especial,¿no?

Besos (:

Martín dijo...

Obvio Anna y lo dije sólo para poder decir lo de la Vida misma.

Guadilú dijo...

Me siento bastante intrusa leyendo y opinando entre toda ésta gente y no sé porque.. pero en fin, me gusto mucho el final de este :)

Martín dijo...

Guuadi: No deberías sentirte así. A parte tampoco son tantas personas.
Me alegra que te hay gustado.